Cartas al Director

Normas básicas, sentido común y empatía

Normas básicas, sentido común y empatía

SEÑOR DIRECTOR:

En un Chile crispado, cada vez más habituado al pánico, al odio y al maltrato entre seres humanos, no sorprende, aunque sí desmoraliza, la imagen de una madre con un coche intentando desplazarse en el metro en hora punta. Abundan las críticas por hacerlo con semejante aparato, como si fuera evidente que esa madre pudiera simplemente optar por irse en el auto que probablemente dejó estacionado en la casa; o tomar un Uber o taxi, donde además del coche tendría que cargar con una silla de seguridad. Insólitas las quejas, inhumana la reacción social y, por supuesto, nula la empatía hacia esa madre y su hijo.

Bastaría con reglas claras y civilizadas: destinar vagones especiales, establecer normas de prioridad para mujeres con coches y para personas en silla de ruedas. Luchamos incansablemente por el derecho a la maternidad y, cuando finalmente lo ejercemos, debemos seguir luchando ante una sociedad hostil frente a la mujer madre.

El transporte privado tampoco mejora el panorama. Quien quiere adelantar o cambiarse de pista sabe que basta señalizar para que los demás bloqueen el movimiento. Y si viene una ambulancia, ni hablar. En otros países existe una regla: los carriles se abren formando un corredor, los de la derecha hacia la derecha y los de la izquierda hacia la izquierda. Pero en una sociedad incapaz de cederle el paso a una madre con su hijo, mucho menos se hará espacio para el enfermo o el accidentado.

¿De verdad cuestan tanto las normas cívicas y humanitarias más básicas?

Alejandra Castillo Ara

Abogada

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