Editorial

Renuncia de Vidal a presidencia de TVN

En el caso de Francisco Vidal, sus declaraciones con claro tinte político precipitaron su salida al comprometer a TVN, una situación muy distinta de lo que ocurre con directores de otras empresas públicas como Laura Albornoz.

La renuncia de Francisco Vidal al cargo de presidente del directorio de TVN, a raíz de la controversia que se desató por sus dichos sobre la candidatura de José Antonio Kast, ha abierto una fuerte pugna política, que también se ha extendido al rol que juegan otros personeros con perfil político y que también forman parte de directorios de empresas públicas.

En el marco de una entrevista con el medio Ex-Ante, Vidal fue consultado -entre otros temas- por la línea que debería seguir la candidatura de Jeannette Jara, ante lo cual señaló que “hay que salir a enfrentar a la derecha, y a Kast en particular, explicando que las propuestas de seguridad de la centroizquierda son competitivas y responden al principal problema de los chilenos”. Sus dichos motivaron una fuerte reacción desde la candidatura de Kast, poniendo en entredicho la imparcialidad y pluralismo en TVN, extendiendo sus críticas a Laura Albornoz, directora de Enap, debido a su rol en la campaña de Jara, exigiendo que también deje el cargo.

Vidal justificó su renuncia porque de esa forma, dijo, quiere dejar de ser un pretexto para que Kast y sus representantes ofendan a los trabajadores del canal, afirmando que el pluralismo en el canal está asegurado por la composición política de su directorio. La vocera de gobierno, por su parte, respaldó la labor de Vidal y no compartió su decisión de haber renunciado, reafirmando que en TVN hay pluralismo. Respecto de la situación de Albornoz, el ministro del Interior había planteado que se revisaría su situación, pero finalmente no se observó incompatibilidad en que siguiera en el directorio de la Enap.

Aun cuando se busca tratar a todos los directores que cuentan con un reconocido perfil político bajo un mismo paraguas, es necesario hacer distingos fundamentales. No es incompatible con el cargo que directores de empresas públicas tengan preferencias conocidas en materia política y expresen su opinión, porque eso forma parte de sus derechos ciudadanos, pero algo distinto es tomar posturas que puedan entenderse como una intención de utilizar el cargo para influir políticamente. En el caso de Vidal, no cabe duda de que lo que terminó hundiéndolo fue el tono de sus declaraciones, faltando a una elemental prudencia, pues si bien sus dichos se refieren a cómo debería actuar la candidatura de Jara, en su calidad de presidente de TVN declaraciones de ese tenor pueden terminar comprometiendo al canal. Esto resulta particularmente delicado porque se trata de un medio de comunicación -por tanto con capacidad para influir en las opiniones de los chilenos-, tomando especialmente en cuenta que la ley que regula a TVN mandata a que el canal debe velar por la efectiva realización de su misión pública, donde el pluralismo y la objetividad forman parte de sus fines.

El caso de Laura Albornoz no es similar a la situación de Vidal. Sin perjuicio de que recibe dieta con cargo a fondos públicos, no está en un sector que pueda comprometer el clima de opinión pública, no ejerce roles de presidencia como sí era el caso de Vidal, y sus opiniones políticas han estado dentro del marco que le cabe como ciudadana, lo que por supuesto no la exime de ser objeto de escrutinio público y por supuesto observar la prudencia para que su rol en un directorio no se confunda con un activismo político.

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