
Estudio revela cuánto ganan en promedio los trabajadores de una pyme
Elaborado por el Observatorio Grande Pyme la investigación revela cómo las pymes cambiaron la estructura y peso del mercado.

Aunque las pymes chilenas han demostrado una importante resistencia en los últimos años —inflación mediante– todavía no logran recuperar completamente el ritmo perdido durante la pandemia. Esta es una de las principales conclusiones de un reciente estudio elaborado por el Observatorio Grande Pyme.
Según datos elaborados a partir de cifras del Banco Central y el INE, el informe explica que las pequeñas y medianas empresas representan el 98,3% del total de compañías activas en mayo de 2025, lo que equivale a más de 770 mil firmas. Pero el dato más revelador no está en su número, sino en cómo cambió su estructura y su peso en el empleo.
Estudio revela inéditas cifras de las pymes
El Observatorio Grande Pyme es una iniciativa nacida desde la corporación Grande Pyme, con el objetivo de mejorar la calidad de la información disponible sobre este sector. Esto, mediante la generación de estadísticas clave, en temas como el empleo, la productividad, la informalidad y el perfil socioeconómico de quienes trabajan en estas empresas. Uno de sus principales aliados es el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales.
Según el documento, después del desplome de 2020, las pymes han tenido un repunte sostenido: hoy existen 38 mil más que el año pasado, impulsadas principalmente por las microempresas (8,9% de aumento), mientras las medianas cayeron 2,6% y las pequeñas prácticamente se estancaron. En cinco años, el crecimiento acumulado de empresas activas llega al 48%, una cifra que habla de dinamismo, pero también de un ecosistema atomizado, donde la mayoría aún navega entre la formalidad y la supervivencia.
“Las empresas medianas han mostrado mayor dinamismo porque se encuentran en una zona estratégica: suficientemente estructuradas para responder a nuevos desafíos, pero aún con espacio para crecer”, explica Katia Trusich, directora ejecutiva de Grande Pyme, quien agrega: “Cuentan con mayor formalización, acceso a financiamiento, capacidades técnicas y redes comerciales. Esto les ha permitido incorporar tecnología, diversificar mercados e integrarse a cadenas de valor, especialmente con grandes empresas”.
La otra cara de la moneda está en el mercado laboral. En mayo de 2025, el 62% de los asalariados del sector privado trabaja en pymes, una proporción que hace tres décadas llegaba al 83%. La cifra refleja una lenta erosión de su capacidad para absorber mano de obra. Pese a que el empleo total se ha ido recuperando desde el golpe del 2020, aún faltan 292 mil puestos para alcanzar los niveles pre-pandemia. El déficit está concentrado en las micro y pequeñas empresas, con 63 mil empleos aún por recuperar, mientras las medianas presentan un leve superávit.
La razón de fondo no es solo la crisis sanitaria: también pesan los costos laborales. Al respecto, el Banco Central estima que un aumento del 1% en el salario promedio puede reducir más de un 1% el empleo en las microempresas, casi diez veces más que la media internacional. En simple: las más chicas pagan el precio más alto de los ajustes salariales.
Por otro lado, el estudio muestra que el salario promedio en una pyme es de $841 mil, equivalente al 72% de lo que se gana en una gran empresa. En las microempresas, el promedio baja a $617 mil, apenas un 53% del nivel de las grandes.
Aunque los sueldos en las pymes crecieron un 57% entre 2019 y 2024, la brecha con las grandes compañías se amplió en términos absolutos: pasó de $253 mil a $331 mil. Dicho de otro modo, un trabajador pyme necesitaría ser 39% más productivo solo para igualar su sueldo al de una gran empresa.
Migrantes, informalidad y formación
Según el análisis de Observatorio Grande Pyme, el retrato del trabajador pyme en 2025 también está cambiando. Existe un patrón claro y persistente: a menor tamaño de la empresa, mayor proporción de trabajadores en condición de pobreza por ingresos. En 2022, la incidencia de pobreza por ingresos entre trabajadores muestra una clara relación con el tamaño de la empresa: solo 1% en grandes, frente a 4% en microempresas.
Aunque ha habido mejoras respecto a 2015, la brecha persiste y se concentra en las unidades más pequeñas. Esto confirma que la menor productividad de las pymes se traduce en vulnerabilidad salarial para sus trabajadores. El desafío es avanzar en políticas que fortalezcan la capacidad de las pymes de ofrecer empleo de calidad y con mayor equidad.
En mayo–julio 2025, el 18% de los trabajadores de pymes tiene bajo nivel educativo, más del doble que en grandes empresas (12%). La situación es más crítica en las microempresas, donde alcanza un 25%. “Esto refleja que el rezago formativo sigue concentrado en el segmento más pequeño del tejido empresarial. La baja calificación de la fuerza laboral en las pymes constituye una limitante estructural para la productividad y la movilidad social”, señala en análisis de esta entidad.
Por otro lado, en mayo–julio 2025, el 14% de los trabajadores de este tipo de empresas son migrantes, superando el 10% registrado en grandes empresas. Las pequeñas empresas (16%) y las microempresas (15%) concentran la mayor proporción de mano de obra extranjera. Esto muestra que las pymes son un espacio clave de inserción laboral para la población migrante en Chile. A la vez, plantea el desafío de fortalecer políticas de inclusión y capacitación que potencien su aporte al crecimiento productivo.
En mayo–julio 2025, el 21% de quienes trabajan en pymes lo hace en condiciones informales, muy por encima del 5% en grandes empresas. La informalidad golpea especialmente a las microempresas, donde alcanza un 48% de los trabajadores. Esto significa que casi 1 de cada 2 empleados en microempresas está fuera de la protección laboral formal. El dato confirma que la informalidad es uno de los principales desafíos estructurales de las pymes.
Lo que viene
A pesar de todo, hay señales alentadoras. Las pymes están creciendo en número y, lentamente, en formalidad. Representan 6 de cada 10 empleos del sector privado, y son las que mantienen viva la red económica en regiones, barrios y comunidades. Pero el desafío ya no es solo sobrevivir; es subir de nivel.
“Para 2026, el escenario dependerá de si el país logra implementar políticas transformadoras que pasen de lo reactivo a lo estructural. Si se avanza en simplificación normativa, acceso a tecnología y encadenamientos productivos, las pymes podrían recuperar protagonismo en la generación de empleo y valor agregado.”, comenta Trusich.
“Por el contrario”, añade la directora ejecutiva de Grande Pyme: “si persiste la atomización, la informalidad y la falta de apoyo real, el riesgo es consolidar un ecosistema empresarial frágil y excluido de los beneficios del crecimiento.
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