Los efectos para el bolsillo de la inestabilidad en la economía chilena

IPC

Tras un comienzo alentador este año 2023, con un alza en el Imacec de Enero de un 0,4%, el clima económico volvió a revolverse tras conocerse un nuevo descenso en el crecimiento -esta vez de un 0,5% durante febrero- lo que parece mostrar que el panorama económico sigue siendo incierto. Académicos de la UNAB y de la Universidad de Chile anticipan lo que podría ocurrir en este escenario en relación con los salarios reales, los precios de los productos y las tasas de interés.



El 2023 parecía comenzar con el pie derecho. El primer Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) del año registró una sorpresiva expansión interanual de 0,4%, superando así las predicciones de los analistas quienes preveían un retroceso de hasta 0,7%. Sin embargo, las cifras del Imacec de febrero retomaron la senda a la baja que se esperaba, registrando una caída de un 0,5% en el crecimiento económico.

Una menor actividad comercial pero un aumento en los servicios parecen ser la tendencia que hoy mueve una economía impredecible y sobre la cual pesa el fantasma de la recesión.

Jorge Rojas, académico e Investigador de la Escuela de Ingeniería Comercial de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello, señala que, pese a la aparición de cifras que pueden parecernos positivas, como el indicador de enero o la reducción en el precio del dólar, aún no estamos en condiciones de hablar de recuperación económica. “Podríamos hablar de un cambio en las expectativas respecto de la recesión, pero hablar de recuperación, que me encantaría, es un poco precipitado teniendo tan pocos datos”, afirma.

En la misma línea, el economista agrega que “Lo que sí podemos conjeturar es que la recesión probablemente sea más leve de lo que se estaba anticipando hace algunos meses atrás. Además, la cifra de inflación de febrero de este año, que fue de -0,1%, más la estabilidad que logramos observar de cierta forma en el precio del dólar, hablaría de una estabilidad macroeconómica desde el punto de vista de los precios, lo cual permite a los agentes formar expectativas más estables para el futuro y con ello tomar mejores decisiones para la inversión y el consumo”.

Una apreciación similar manifiesta Humberto Martínez, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, quien señala que “Lo que se ha visto en los últimos meses ha sido un mejor escenario en relación con lo que se tenía considerado en su momento. Por ejemplo, el Banco Central tenía contemplado que el PIB para el 2023 cayera entre 1,5 y 0,75 y puede que se observen niveles de contracción menores a eso, o inclusive puede que se registren niveles de crecimiento muy leves. La razón es que la actividad económica está creciendo”.

Mejora en los salarios reales

Al ser consultado sobre cómo y cuándo se verán reflejados los beneficios de estas cifras en el día a día del ciudadano común, como por ejemplo con una reducción en los valores de los productos de consumo masivo, Rojas explica que “un estancamiento de los precios sería algo poco usual. Situaciones como la del mes de febrero, donde tuvimos una inflación del -0,1%, lo que se conoce como deflación, es poco habitual. Lo que sí creo que va a pasar es que habrá una discusión sobre los salarios reales. Durante el año 2022 los salarios reales retrocedieron de manera importante producto de la inflación, porque los salarios nominales en pesos que la gente recibe por su trabajo se reajustan prácticamente solo una vez al año en el caso de la fuerza laboral asalariada, y en el caso de los independientes, ellos van subiendo sus precios en la medida que nos afecte demasiado la demanda por sus productos o servicios”.

“El año 2022 hubo una gran pérdida de poder adquisitivo, los salarios reales cayeron de manera importante. Sin embargo, este año si logramos controlar la inflación y llevarla quizás en una primera instancia de aquí a fin de año a un 5% o 6% y tratar de normalizarla totalmente el 2024 con una inflación dentro del 3% que está en los objetivos del Banco Central, lo que podríamos esperar para este año es una recuperación del poder adquisitivo. Esto se va a observar de manera gradual, no con una baja en los precios, sino que más bien irán subiendo los ingresos de manera más rápida que los precios, por lo tanto, nuestro poder de compra va a ir volviendo de a poco a los niveles que teníamos antes de este ciclo inflacionario”, indica.

Por su parte, el economista de la Universidad de Chile asegura que “las cifras sobre la inflación de febrero muestran que cayó. Sin embargo, lo que lidera la caída son unos índices de precios muy volátiles, como transporte aéreo y turismo, así que hay que esperar que estos buenos resultados en la inflación se sigan consolidando”.

“Ahora, el reto es enorme porque si sumamos los resultados de la inflación y del desempleo del año pasado, que en economía se conoce como el Índice de Miseria, podemos ver que estaban en uno de los niveles más altos de los últimos tiempos. Entonces, que la inflación esté bajando, que ese proceso se llegase a consolidar y que el desempleo no empeore, hará que los hogares se verán beneficiados y van a poder consumir más con el mismo salario, es decir, van a aumentar su poder adquisitivo”, complementa.

Tasas de interés

Otro de los factores que podría beneficiar los bolsillos de los chilenos sería una reducción en las tasas de interés por parte del Banco Central, lo que podría ocurrir solo si se mantienen las bajas cifras de inflación. Según el académico de la UNAB, esto posteriormente se transmitiría al resto del mercado financiero y eso podría nuevamente empezar a estimular el consumo a través de créditos más baratos.

“Probablemente en los próximos meses veamos una reducción en las tasas de interés y esto va a generar un estímulo en la economía, lo que podría llevarnos a una mayor creación de empleo. Si se mantienen las condiciones externas, es decir, una economía estadounidense robusta con un precio de las materias primas estable, pero por sobre los 4 dólares por libra en el caso del cobre, podríamos quizás zafar un poco de la situación recesiva que se viene registrando desde el año pasado”, apunta.

Martínez, en tanto, coincide en este punto, afirmando que “todavía es muy pronto para definir si este proceso de inflación en verdad se ha consolidado. Las cifras del mes pasado sugieren que puede que sí, pero faltan más datos, y el Banco Central está esperando esto para posiblemente a mediados de año o más adelante considerar reducir la Tasa de Política Monetaria. Me parece muy importante de parte del Banco Central su compromiso con llevar a la inflación de regreso a la meta objetivo, dado que este es el impuesto del día a día que sufren los hogares, que es la pérdida del valor de su salario a medida que aumente la inflación. Si este proceso de consolidación en efecto se observa en los datos, puede que el Banco Central tenga el espacio para reducir las tasas de interés y así beneficiar a los hogares de otras maneras, como un menor valor del crédito”.

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