Malls chinos en Chile: cuando no todo lo que brilla es oro
Una investigación de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile (CNC) aportó evidencia sobre este fenómeno comercial que ha golpeado al comercio minorista, detectando varias irregularidades en su funcionamiento, todas, muy importantes de conocer a menos de un mes del período del año en los chilenos más compras hacemos: la Navidad. “Cada vez que el comercio informal evade impuestos y normas sanitarias genera una ventaja ilícita”, señala César Vargas, abogado y académico de la Universidad Andrés Bello.

Todos hemos visto edificios históricos ubicados en los centros neurálgicos de las capitales que han pasado a convertirse en malls chinos. Con letras grandes, genéricas y visibles a la distancia, buscan diferenciarse por fuera, pero por dentro, son prácticamente iguales: repisas llenas de adornos, productos para la casa, para hacer manualidades, incluso ropa. Todos los productos made in China, se pueden encontrar en estas tiendas que además de ofrecer una gran variedad de cosas, lo hacen a valores muy convenientes.
Sin escatimar palabras, estos centros comerciales se han vuelto parte de la economía de la clase media chilena, ya que por lo general ofrecen todo a precios bajos. Sin embargo, es poco lo que conocemos sobre su funcionamiento.
Eso, hasta ahora, ya que una investigación de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile (CNC) realizada en 62 establecimientos de cuatro regiones del país, aportó evidencia concreta sobre este fenómeno comercial.

Sergio Morales, coordinador de seguridad y comercio ilícito de la CNC y uno de los encargados de la investigación, valora que no se trató de una encuesta convencional.
“Hicimos un trabajo con compradores reales”, explica, al enviar a personas especialmente designadas para tener la experiencia completa: entrar, recorrer sus pasillos, ver las imágenes de personas acusadas de robos impresas en la entrada, comprar, pedir boleta, revisar el voucher y evaluar el etiquetado de los productos. “Esa fue la metodología central del estudio”, explica.
Antofagasta, Atacama, La Araucanía y Metropolitana fueron las regiones elegidas para el estudio, que incluyó lugares que desde un inicio mostraron sospechas. “Es curioso ver que un pueblo pequeño pueda tener cuatro malls chinos. Es extraño, porque terminan absorbiendo gran parte del comercio que siempre existió en el centro”, advierte Morales.
Incumplimientos tributarios
Dentro de los hallazgos del estudio destacan las irregularidades tributarias de estos lugares: solo un 38,7% de los locales exhibe su patente comercial a la vista del público, mientras que un 50% no la exhibe y un 11,3% no permite comprobar su existencia.
Sergio Morales señala que no exhibir la patente es “no cumplir con lo básico”, lo que implica “incumplir con el pago de derechos municipales que les permite funcionar”.
Otro punto observado son los problemas en la emisión de boletas. Si bien más del 98% acepta tarjetas mediante máquinas de pago, en un 6,5% de los casos no se emitió voucher. Sin embargo, muchas de las máquinas que entregan vouchers no corresponden a boletas tributarias, omitiendo la norma.

“Esos vouchers no registran el IVA y no ofrecen garantía formal al consumidor sobre los productos adquiridos”, enfatiza. Un vacío legal detectado que la CNC informó al Servicio de Impuestos Internos.
César Vargas, abogado y académico de la Universidad Andrés Bello (UNAB), agrega que, si se vulneran estos derechos, se puede denunciar ante el SERNAC, e incluso llegar a últimas instancias con un juicio ante los Juzgados de Policía Local.
Falsificación de productos
Entre los locales que sí mostraban la patente, la mayoría muestra una fotocopia plastificada o enmarcada (91,7%). Respecto al Rol Único Tributario (RUT) un 76,3 % de los establecimientos lo exhibe, aunque sin garantizar la coincidencia con el nombre del local o la patente.

César Vargas aporta detalles sobre las implicancias legales de omitir información. A su juicio, existe “una doble dimensión jurídica”. Exhibir una patente falsa constituye “una autorización de funcionamiento” y da cuenta del pago del impuesto municipal para su funcionamiento. “Podría configurarse una infracción administrativa del no pago del impuesto, pero más grave aún, el delito de uso malicioso de instrumento público falso”, analiza.
En materia de legalidad, un 43,5% de los locales ofrece en su totalidad productos de marcas desconocidas. Cuando hay al menos una marca conocida, en un 27,4% de los casos no es claro de si se trata de productos originales.

En tanto, el estudio indica que un 17,7% de locales presenta artículos no originales. El académico de la UNAB explica que, entre las sanciones que contempla la normativa chilena para la venta de productos sin certificación sanitaria o falsificados, el Código Sanitario establece multas que pueden superar las 1.000 UTM, clausura y decomiso de productos.
“Si hay falsificación, se aplica el Código Penal por delitos contra la propiedad industrial y eventualmente estafa”, precisa. En el caso de los derechos del consumidor, Vargas analiza que podría existir “una infracción por falta de información veraz y oportuna y faltas al deber de seguridad en el evento que existan daños o lesiones a los consumidores”.
Opiniones sobre el fenómeno
Si alguien se ha interesado por entender este tipo de comercio es Patrick Dungan. El ex seremi de Hacienda e ingeniero en comercio exterior, lo primero que hace es rectificar. El término “mall chino” es incorrecto. No son malls en sentido estricto, sino tiendas multiproducto ubicadas en sectores de alta plusvalía.

”Están controlados por alrededor de ocho familias chinas que tienen locales desde Arica a Magallanes”, asegura, para luego describir el modelo de negocio.
Se basan en una estructura de costos muy reducida, con pocos empleados y un historial de problemas con los trabajadores. Una tesis que manifestó en marzo pasado la Multigremial Nacional, que declaró que el funcionamiento de algunos de estos comercios chinos “tienen denuncias de explotación laboral”, aunque sin entregar cifras al respecto.

A su juicio, estos comercios han generado un daño importante al comercio formal establecido. “El modelo de negocio chino es muy simple: reducir al mínimo la estructura de costos”, justifica. “Ellos importan directamente desde China, ya sea asociándose entre varias familias, empresas o locales”, indica.
Un mecanismo que pone en jaque al comercio tradicional chileno, especialmente las pymes, quienes no tienen esa posibilidad y deben comprar los mismos productos a mayoristas chinos en Santiago, en las conocidas bodegas. “Esa estructura hace que los chinos tengan ventaja competitiva en todos los frentes”, opina.
Entre los diferentes detalles que ha investigado, Dungan habla sobre la alta desconfianza del comerciante chino hacia el consumidor chileno. Si bien pone en tabla el fenómeno del “robo hormiga”, sus medidas ante la delincuencia son conocidas. “Ante robos, suelen imprimir fotos de personas acusadas y exhibirlas”, acusa. A ello, se suman conflictos entre trabajadores. “No solo sienten desconfianza, saben que contratar en Chile es caro y burocrático”, comenta.

Ante la falta de fiscalización, el ex Seremi considera que, si bien locales chinos han tenido problemas, con el tiempo han sabido enfrentar la legislación con ayuda de abogados. No obstante, relata que no se combate la informalidad de estos establecimientos. Su argumento va de la mano con la protección de las relaciones bilaterales. “Hay que entender y respetar el rol de China. Hoy dictan muchas de las reglas del comercio global”, valora.
¿Igualdad de condiciones?
Ante la serie de irregularidades que identifica el estudio de CNC, que impactan en la competencia desleal y el cumplimiento tributario, el abogado César Vargas recuerda que “es deber legal del municipio hacer las respectivas fiscalizaciones”. Aun así, tras revisar los resultados del estudio, sostiene que existe una “responsabilidad administrativa” y una “falta de servicio del Estado”, dado que el fenómeno se ha expandido sin un control adecuado.
Sergio Morales, de la CNC, afirma que registran un aumento de las fiscalizaciones a malls chinos y cierres por parte del Seremi de Salud. A ello, el SERNAC también ha mostrado preocupación. Morales recalca que la CNC colabora en ese trabajo, pero insiste en que la educación al consumidor debe provenir principalmente de la institución correspondiente y organismos especializados.
Desde la Cámara, explica, el objetivo central es que estos comercios compitan en igualdad de condiciones. “Lo único que buscamos es garantizar que estos negocios —que son formales en el sentido de que no están en la calle— compitan de manera leal con el comercio tradicional”.
Aunque existe una percepción general sobre qué es un “mall chino”, la realidad es más diversa y difícil de clasificar. Patrick Dungan considera que hay que analizar su mercado y tomar algunas de sus fortalezas, como fomentar asociaciones de importación entre empresas chilenas para fortalecer al comercio minorista y mayorista nacional. Mientras tanto, su impacto en el comercio seguirá siendo creciente.
Librerías, ferreterías, tiendas de ropa o dulcerías son algunos de los rubros afectados por la amplitud de la oferta, de un fenómeno global que requiere una discusión con altura de miras.
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