Margarita es de esas personas que a los dos minutos de conocerlas entran en confianza y te abren las puertas de su   mundo sin mayor problema. Simpática y extrovertida, esta artista visual es dueña de un talento que la ha llevado a transformarse en un referente a través de su particular universo. Y es que ella es algo así como `Margarita en el país de las maravillas´, rodeada de seres fantásticos que se trasladan desde los claro/oscuros de su primera etapa artística a los blancos impolutos y de ahí a brillantes colores. Con su nombre formando parte del libro Younger Than Jesus, que agrupa a los 200 artistas menores de 33 años más talentosos del mundo, para este año las participaciones en las ferias ArtDubai y Lima Photo, además de una exposición individual en Hong Kong , no extrañan; sin embargo, asegura que el 2011 sus energías estarán puestas en proyectos ultrapersonales. Ser mamá, y por ende preparar también su nuevo departamento en el centro de Santiago, al que llegó hace poco más de cuatro meses junto a su pareja, Carlos Stipicic. Con naturalidad y relajo reconoce que armarlo ha sido un proceso de nunca acabar, pero no cabe duda de que lo hecho hasta ahora es muy Dittborn. Piensa en los colores, las texturas y, como una instalación de arte, cada elemento dispuesto se luce como si siempre hubiese estado ahí. Es curioso que a diferencia de muchas personas que se parten la cabeza pensando cómo decorar la casa, a Margarita las ideas le surgen naturalmente, y sin mayor esfuerzo.

"Con los colores voy jugando un poco; de tincada, el living por ejemplo lo tengo dividido en obras negras y obras blancas".

Tiene cinco meses de embarazo y con Dominga, su perra foxterrier que tiene desde que le cabía en un bolsillo, en brazos, se pasea por el departamento al mismo tiempo que va contando y explicando que no existe una sola línea decorativa. "No me gusta identificarme con un solo estilo, hay cosas que me gustan porque me las imagino en mi casa. Me hacen sentir cómoda y las quiero tener, pueden ser de lo más hippie, superdesign o tradicionales, lo importantes es que mientras me imagine que el objeto va a estar el resto de la vida acompañándome, entonces pasa a estar conmigo", aclara.

"Me encanta la vista al cerro y al barrio. Me gusta porque en el centro pasan cosas siempre, hay mucho movimiento y eso me mantiene el alma despierta".

En el noveno piso del edificio Barco en Lastarria, Margarita cuenta que disfruta a concho las bondades del barrio del que es vecina antigua -antes ocupaba otro departamento en el mismo edificio-. "Es que me gustan las construcciones del sector. De este me gusta que sea así de luminoso, me sube el ánimo, la distribución es un poco extraña, pero me encanta que sea así. Además aquí abajo uno siempre encuentra lo que necesita, desde cerrajerías, zapaterías, pastelerías, cafés, restaurantes museos, todo.

Con el cerro Santa Lucía como telón de fondo, el departamento  tiene una vista casi en 360 grados a este barrio del que Margarita ya forma parte desde hace cuatro años.

Inspiración

Pálidos tonos naturales contrastan con  destellos de color dados por libros y obras de arte, elementos que le entregan dinamismo y carácter al ambiente.