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Econciencia: EcoDiseño

Semana del 27 de octubre, 2012

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Hace unas semanas me preguntaban sobre el estado del diseño sustentable en Chile. Al respecto hay mucho desconocimiento, lo mismo que en arquitectura, todo se ha comercializado tanto que cuesta ahora saber lo que realmente es, si lo es. Más bien se ha instalado un negocio ecológico que se aprovecha de la situación actual, y en ambos han existido fugaces y solitarios intentos correctos.

Para que un diseño sea sustentable debería cumplir con todos estos requerimientos: su materia prima debe ser local, idealmente con cero energía destinada en fabricación o producción, mínimo transporte, que emplee mano de obra del lugar (generando trabajo y que no salga de un mágico container), que sea biodegradable, que respete tradiciones locales, que muchos ganen con su elaboración (no solo el comercializador), que no traiga modas de afuera, fácil de reparar y mantener, sin pinturas tóxicas (es más, ningún componente tóxico), sin pegamentos extraños y que sea útil (algo ya difícil de entender).

Este listado es difícil de cumplir, pero sin embargo es respetado 100% por las personas que diseñan y hacen: sillas en Chimbarongo, chalecos en La Ligua, botes de madera en Chiloé, platos de greda en Pomaire, cestería en Temuco, muebles de madera en Villarrica; más todos los diseños varios en piedras, conchas de mar, lanas...  Son  diseños absolutamente sustentables por donde se los analice, pero la gente no lo ve así. A lo más le llaman artesanía casi como con desprecio o como si fuese una categoría inferior, siendo lo más sustentable logrado. El resto es cuento.

Con cierta preocupación vi una vez en una casa un salero de acero inoxidable (o titanio) de un diseñador conocido de Europa, cuya forma incómoda de manipular era una combinación de OVNI con araña de rincón. Sus dueños comentaban que solo lo usan en ciertas ocasiones (justo cuando estaba presente, para mala suerte), que les había costado muchísimo, que era un lujo que se estaban dando y lo compartían conmigo. Yo prefiero sacar sal de una concha de loco, de diseño absolutamente sustentable.  Solo atiné a decir qué bien (pero para mí mismo pensé qué bien que no era como ellos, en silencio, obviamente).

Otro aspecto que es absolutamente equivocado es cuando se habla de diseño orgánico (también a veces de arquitectura orgánica), que supuestamente evoca la sustentabilidad. Los únicos diseños orgánicos son los vegetales, los gatos, los perros, los caracoles... El resto es inerte, están muertos. Solo su forma se parece a algo que tuvo vida, nada más.

He visto zapatos de cuero de salmón, donde todo es falso, salvo la piel del pescado adherida con un pegamento extraordinariamente químico, suela de plástico de Oriente y taco en punta que rompe todo.

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