invierno, frío, días cortos... el panorama de las últimas semanas. Dan ganas de ver más color, vida, algo distinto.

Para graficar este cambio de ánimo: una mirada a latitudes más templadas, y ¿qué mejor que Brasil? En esta edición van a encontrar la muestra Mostra Black en su segunda versión. Como todo lo que hacen los brasileños, esta feria es en grande, no solo por el lugar físico escogido (una casa moderna de los años 60 construida sobre un terreno de 5.000 m²) sino por las propuestas. Mientras editaba las fotos, mirando materiales, terminaciones, calidad de los muebles, etc., me di cuenta de que todo es bueno, todo sorprende y esto no pasa por un tema de presupuesto, sino por cómo conciben los espacios y, sobre todo, por lo atrevidos que son. La mezcla de moderno con clásico, de materiales que nosotros quizás consideraríamos solo en exteriores, la diversidad de propuestas, cada una de ellas, un miniuniverso de creatividad.

Otro de los temas que llevamos, es un reportaje sobre los mosaicos del Metro, específicamente los de las líneas 1 y 2, y que son parte de la memoria colectiva de nuestra ciudad. Cuando se inauguraron las obras en los 70, diseñadas con una composición abstracta de materiales, texturas y colores que las identificaban y que fueron el resultado de un concepto general sobre cómo el usuario se relaciona con las estaciones, la velocidad y cómo se le invitaba a entrar bajo tierra. Hoy, cinco estaciones han sido ‘renovadas’ por daños del terremoto, y con ello sus murales de mosaicos se perdieron. Lamentablemente el último encargo no tiene una tesis potente que justifique la nueva estética, tampoco pudimos averiguar si existe un registro fotográfico del trabajo original,  que lo preserve aunque sea en archivos. Estos murales identificaban las estaciones y un momento crucial en la historia de nuestra arquitectura, la primera megaobra hacia una ciudad ‘moderna’, inevitablemente asociada al momento político de su construcción.