Ximena y Pedro son músicos. Diego, de 4 años, al parecer también lo lleva en su ADN. Y su casa, ubicada en Providencia, el refugio familiar.

En 2009 dejaron su departamento en Padre Letelier para trasladarse a este espacio de 200 m² en la misma comuna. Fue la primera casa que vieron y se enamoraron inmediatamente de ella: “Era como nuestro departamento en versión casa”, dice Ximena… el lugar perfecto para vivir. Sin embargo, ese mismo año se fueron a Buenos Aires y recién en 2011 comenzó a transformarse en lo que es hoy.

La iluminación juega un rol importante ya que, como dice esta experta en el tema, “me entretengo y le da vida a la casa”. Su propuesta, por ejemplo, es tener algunas luces que sean objeto, como una bonita lámpara y otras que no se vean pero que generan ambiente -de poca potencia-, porque no cree que sea necesario grandes ampolletas. Lo esencial es ser “ingenioso”, concluye.

El resto lo han hecho de a poco, una o dos veces al año se han preocupado de hacer algunas transformaciones. Lo primero que se hizo fue vitrificar el piso y pintar; luego se cambiaron todas las ventanas a termopanel; el año pasado fue la terraza, la salita y, este, la pieza de Diego.  Pero lo que más destacan es que todo se hace en forma espontánea, con cosas que tienen carga emocional, como cuadros que les han regalado sus amigos, y Ximena ha diseñado la gran mayoría del mobiliario.

Para los soportes dentro de la casa usan colores neutros, las paredes son todas blancas, y el color lo dan los textiles, alfombras o cojines. Siempre dentro de una misma paleta. Los estudios de esta arquitecta en el tema la han hecho escoger colores fríos y neutros para los dormitorios, en los que se destacan el verde y los azules.

“Nunca vamos a estar en silencio”, dice Ximena. Porque la música y su mundo son protagonistas en prácticamente todos los espacios. Su refugio, muchas veces, es el taller que está como extensión de la casa. Ahí juegan, cantan, tocan la guitarra y crean distintas melodías. Hay periodos más creativos y los aprovechan. De sus viajes también han traído historias que visten este lugar. Pero principalmente su vida, su espacio, gira en torno a la música, la parrilla y los amigos.