Espacio: Pensada para vivir
Para convocar el propio estilo, los gustos más íntimos y reflejar un estado del alma. Aquí no hay esquemas ni paradigmas, solo encanto, experiencia y armonía. Algo ?creado con sentido?, como dice su dueña, la decoradora Catalina Fernández, quien en su nuevo hogar de Providencia ha impreso su sello de raíces sureñas.
“Mi casa no la decoro, es como yo la vivo. Y las casas de mis clientes tampoco las decoro, los ayudo a reconocer su propio estilo, lo que les gusta y necesitan. En esta armonía está la belleza”, afirma la decoradora Catalina Fernández. Por eso, su inspiración son las personas, sus historias y experiencias. Ahí comienza el relato que esta mujer de 50 años traza en cada ambientación que proyecta, donde queda plasmado su talento, su buen gusto.
Su vida transcurrió hasta los 12 años en la Patagonia chilena, en un campo familiar situado en Coyhaique, que le generó el interés por el interiorismo en parte, según cuenta, “por ese frío intenso que te hace permanecer mucho rato puertas adentro”. La calidez que genera estar en un entorno acogedor la hizo adentrarse en este mundo.
Lleva 15 años en este trabajo y la lista de clientela que le encarga decorar casas de veraneo y otras en Santiago es extensa. Cada una es un proyecto distinto, nada se asemeja porque cada trabajo tiene “una dedicación y sentido particular”, comenta.
Su departamento en Providencia es el punto de partida, la mejor demostración de cómo sabe adaptar un ambiente de forma innata. Vive aquí hace un año -desde que se cambió del sector de Pedro Valdivia Norte- junto a sus hijos, el perro Uno y un salchicha al que apenas se le ve la sombra. Quiso permanecer en esta misma división pero más hacia el sur, en el último piso de un antiguo edificio de ladrillo, sin ascensor, escondido en una angosta calle y con el encanto propio de estar sumergido en un antiguo barrio.
“Pasamos de vivir en una casa de 300 m² a un departamento de 120, remodelado por la arquitecta Memé Gatica. Aquí nos hicimos más urbanos, mis hijos caminan todos los días adueñándose de la avenida como alguna vez lo hicieron con la plaza Padre Letelier”, describe.
La decoración es suelta, espontánea, igual que la suave música sureña que se oye aquí todo el tiempo. Todos los cuadros han sido pintados por amigos artistas, como Josefina Fontecilla, Cristián Abelli, Patricia Israel y Patricia Fernández. Los libros de arte, arquitectura, estudio y novelas van acaparando las paredes y se entremezclan con ricos linos, nobles terciopelos, alfombras antiguas y clásicos muebles, como algunos de Mario Matta y otros encontrados en el Parque de los Reyes.
Son varias horas las que Catalina dedica a dibujar sus proyectos y lo hace con tal profesionalismo que en su oficina, ubicada a un costado del living y con vista hacia la terraza, no se le escapa detalle. Planos, lápices, fotografías, muestrarios de telas, todo en un completo orden, son la mejor demostración de su amor por los colores, las nobles texturas y el arte. “Quiero que mi casa al final del día sea un lugar vivo y amable, que nos acoja y nos invite a una vida familiar”, dice.
9-969 0423
katafernandez@hotmail.com
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