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Espacio: Presencia peruana

Perú conmemora hoy su independencia. Para celebrar, los embajadores del país en Chile, Carlos Pareja y su señora, Consuelo Salinas, nos abrieron las puertas de la residencia diplomática, obra emblemática del arquitecto chileno Jaime Sanfuentes.

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BIBLIOTECA:

La utilizan a menudo, principalmente en invierno, tanto para reuniones oficiales como personales. En especial para el aperitivo.

Resalta el tríptico en óleo de Ramiro Llona. Sofás estilo Matta y dos lámparas de lágrimas de ocho luces.


SALÓN PRINCIPAL:

Lámparas de lágrimas francesas de 14 luces, con cristales de prisma. Inmensa alfombra perteneciente a los Pareja-Salinas, que en ciertas esquinas del salón deja ver el suelo de parqué, tan propio de los años 60.

Abajo: Retrato virreinal, sobre cómoda de palisandro y palo de rosa, con paisajes de restos arqueológicos, de origen italiano.

Dividida en un sector público y otro privado, esta casa fue proyectada por el arquitecto Jaime Sanfuentes en la década de los 60, una más de las casi veinte propiedades que componen Jardín del Este, urbanización creada por Emile Duhart a fines de los 50. De grandes salones, cielos altos y enormes ventanales, uno de los sellos de la arquitectura de Sanfuentes es esa relación formal y funcional entre el  interior y exterior de la construcción, que en este caso se disfruta y reconoce en plenitud.

Años atrás, la embajada y residencia del Perú se encontraban en pleno centro de Santiago. No fue hasta 1972 que el Gobierno peruano compró para la embajada la casa de Andrés Bello, y para la residencia, esta casa que pertenecía en esos momentos a Agustín Edwards Eastman.

Esta vivienda tiene una discreta presencia desde la calle, debido a la volumetría de baja altura y a la imponencia de su vegetación. Dentro de ella hay muebles, cuadros y alfombras pertenecientes a la embajada. Pero Consuelo puso su toque. Antes de llegar a vivir a esta casa les mandaron información de cómo era, y de esta manera logró hacerse una idea de lo que le faltaba y de lo que querían traer con ellos. Así es como tomó un estilo muy particular que mezcla lo peruano contemporáneo con lo tradicional. “Esta casa tiene una base de muebles de muy buena calidad, pero también tiene que haber presencia peruana en la decoración”.

De las paredes, todas enchapadas en la madera original, cuelgan diferentes tipos de cuadros. Hay una armónica composición entre pinturas virreinales, naturalezas muertas y arte contemporáneo. Por supuesto firmas peruanas pueblan y dominan los muros, obras de artistas como Ramiro Llona, José Tola, Fernando de Szyslo y Ricardo Weisse.

Cerámicas de la cultura Mochica-Chimú de la costa norte de Perú forman una colección increíble, puesta en una vitrina de gran tamaño, frente al comedor pequeño que utilizan a diario, que da a un pequeño jardín formado por una pileta y preciosos árboles.

Sin duda, lo que pone el estilo clásico son las diferentes mesas y cómodas; en su mayoría de origen francés e italiano, con un fino trabajo de marquetería y filigrana, se encuentran distribuidas de tal manera que forman distintos ambientes dentro del salón. Especial para eventos oficiales, de gran convocatoria. “Uno quiere dar una impresión que mantiene una calidad, traté de adaptar todo al movimiento de la sala; que pudiera haber más ambientes, para que la gente cuando llega sienta que pueda estar aquí o allá y no concentrados en un solo espacio”.

A una riquísima colección de sillas, sofás Matta y sillones, se suman butacas de estilo francés. “Le dediqué tiempo, consultando amigas, a decoradores, pero sin una ayuda profesional dirigida. Me lo tomé como una actividad, una contribución”.

Este matrimonio vivió dos veces antes en Chile; la primera, cuando estaban recién casados, en 1979, y después entre 1993 y 1997. Tal vez es por esto que tienen numerosas amistades chilenas que retomaron al llegar, por tercera vez, en 2009. Pero esta vez en calidad de embajadores. Por lo mismo, al menos dos veces a la semana hay algún evento, entre comidas de amigos y ocasiones propias de la diplomacia. En los eventos oficiales tratan de transmitir su cultura y Consuelo se preocupa de cada detalle y, por supuesto, del menú. Ella lo describe así: “Trato de que todo sea lo más agradable y natural posible, de que cada cena o invitación tenga su toque. Me gusta que haya movimiento, que el invitado sienta que visitó toda la casa”.

Para este tipo de reuniones utilizan mucho la biblioteca para el aperitivo, la cual tiene enormes repisas llenas de libros de arte, decoración, historia y geografía. Destaca un enorme óleo de Ramiro Llona. A lo que se suman miles de marcos de fotos familiares, de amigos y de visitas ilustres; Michelle Bachelet, Alan García, de los príncipes de Asturias, propias de su labor en nuestro país.

Sin embargo, la terraza es uno de los lugares preferidos de Consuelo, la cual da al inmenso jardín, a la piscina hecha de mosaicos -propia de los años 60- y a una escultura de Sergio Castillo, casi camuflada por los grandes árboles y plantas que rodean la zona.

Este matrimonio ha sabido disfrutar de esta casa: “Me gusta porque tiene la naturaleza presente, no es grandiosa; es acogedora y tiene mucho movimiento”.

En las altas estanterías hay libros de todos los tipos y temas, pero sin duda destacan dos colecciones casi completas de autores peruanos como Mario Vargas Llosa y Alfredo Bryce Echeñique.

Reciben invitados dos o tres veces por semana. Como a Consuelo le gusta sorprender y que siempre haya algún detalle en sus comidas, en cada evento muestra una especial preocupación: tiene rigurosamente anotado a quién le dio qué y cuándo, para nunca repetirse.


COMEDOR OFICIAL:

En este espacio el protagonismo lo tienen las naturalezas muertas de origen francés, además de la mesa de comedor (para más de 20 personas) y las sillas, pertenecientes a la embajada. Una gran vitrina muestra la valiosa colección de cerámica de  la cultura peruana Mochica-Chimú.


AL ANTECOMEDOR

se le da  uso diario. Este espacio originalmente fue un patio interior, pero fue remodelado por la embajada según sus necesidades.

AL LADO DERECHO,

cuadros virreinales rodean un espejo que perteneció a la abuela de Consuelo y que ha llevado consigo a todos los lugares en que ha vivido.  Lámparas de bronce iluminan este segundo ambiente dentro del salón principal. La cómoda es de origen francés.

La terraza y la piscina, uno de los lugares favoritos de Consuelo. La utilizan en verano, transformándose en el lugar principal tanto de almuerzos diarios como oficiales. Al lado izquierdo se observa el lado “privado” de la casa, donde se encuentran los dormitorios, ubicados en el extremo opuesto del estar-comedor. Otra marcada característica del arquitecto Jaime Sanfuentes.

IMPRESIONANTE JARDÍN

De 5 mil m², en el que hay una gran variedad de plantas y árboles, como camelias, helechos, rosas, pimientos, entre otros.

La imponente piscina está hecha completamente de mosaicos y tiene  su propia terraza.

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