Hotel: The Singular, próximo destino
Patagonia. Historia, recuperación arquitectónica, diseño interior, iluminación y una experiencia que hay que vivir. Eso es, en un resumen mínimo, The Singular, el hotel que hay que visitar.


Un edificio que es monumento nacional, el mismo que fue frigorífico en los albores del siglo
XX. Y exactamente el mismo que hoy es un destino ‘hot’, sindicado al menos por una decena de publicaciones internacionales (entre ellas las revistas Elle UK, Interior Design, East Side, Travel NYT, CQ, Harper Bazaars y Conde Nast Traveler) como aquellos lugares que ‘hay’ que conocer. Confirmando una vez más que el fin del mundo está en boga.
Palabras y adjetivos van y vienen al revisar el clip de prensa internacional que han organizado en la oficina de Enrique Concha, a cargo del proyecto de interiorismo de este hotel de 57 habitaciones.
Puerto Bories es un sitio, un apéndice de tierra de Puerto Natales, un anticipo de las Torres del Paine y el lugar donde ingleses decidieron inaugurar el primer y más grande frigorífico y centro ovejero en Tierra del Fuego. Rescatar la construcción fue el desafío para el arquitecto Pedro Kovacic. Un ejercicio de recuperación magnífico que se complementó con 4.500 m² dearquitectura contemporánea (donde se situan las habitaciones). El proyecto no solo conservó los edificios que albergaron los espacios donde se procesaban ovejas, de albañilería en ladrillo y alucinante altura (que en lo que hoy es el comedor se resumen en nada menos que 9 m), sino también todos y cada uno de los galpones donde la maquinaria, traída desde Inglaterra, funcionó hasta los años 70. Una arquitectura imponente, dominante, que debía respetarse y acompañarse, jamás intervenirse; algo que siguieron al pie de la letra el equipo de la oficina de diseño de Enrique Concha y el iluminador argentino Rubén Amsel.

POR DENTRO
Una de las características que sin duda marca la naturaleza de este proyecto es, lógicamente, su ubicación geográfica, que determina además los meses del año en que el turismo es posible en este lugar; básicamente primavera y verano. Días más largos de los acostumbrados en comparación con otras latitudes, noches frías sin importar el calendario, vientos dueños de todo y colores, sombras y luces que solo existen aquí. Todo lo anterior es lo que fundamentó aquello de la experiencia The Singular, vivible solo en Patagonia y comprendida a la perfección por el equipo de Enrique Concha. “Debo confesar que tuvimos la tentación de hacer algo muy contemporáneo, de crear un contraste, el resultado hubiese sido impactante y de gran eficacia fotográfica, pero la reflexión nos llevó por otro camino. Finalmente, siempre hay dos rutas, hacer hoteles que fotografían increíble o hacer hoteles donde los pasajeros se sientan a gusto, totalmente comunicados con el entorno, y en este caso la arquitectura victoriana que se conservó era lo suficientemente clara y contundente como para que nosotros decidiéramos seguir su herencia”. Así fue que el roble inglés, los cueros, las maderas gastadas, las texturas del cuero y las lanas, sellaron el interiorismo. Lo contemporáneo, si se quiere, vino en el modo de crear ambientes. Por ejemplo, en el gran salón que es el comedor, bar y cocina abierta; el layout debía ser lo suficientemente claro como para lograr intimidad y recorridos al mismo tiempo.

LA LUZ
Desde su oficina en Buenos Aires, el iluminador Rubén Amsel nos cuenta cómo fue que se integró a este proyecto. La oficina de Concha lo contactó directamente y él vino a una reunión con el arquitecto, los diseñadores y propietarios del hotel, y comenzó a trabajar. Viajes, diseño y fabricación, de todo aquello tuvo su trabajo para The Singular. Porque, como debe ser, colaboró desde el inicio del proyecto bajo la premisa de rescate patrimonial y la suma de una estructura contemporánea. Para los recorridos y espacios particulares Amsel diseñó muchas de las luminarias y también se encargó de su fabricación. Así de específico.
Tal como se ha caracterizado su trabajo, la mano de Amsel se nota de inmediato, a medida que atardece, el sol cambia los tonos de los muros, las luces entran al hotel y aparecen de a poco desde los muros nuevos tonos, respetuosos, que van supliendo con verdadera inteligencia lo que la naturaleza hizo antes. “Esto fue magia, pura magia. La idea era sugerir, alinearse al edificio y el proyecto, a su identidad, el aspecto austero y la potencia de su historia”.
Según el iluminador, el resultado hoy visible fue posible porque simplemente “usé la ampolleta que consideré hacía falta para cada caso, por lo mismo no llené todo de leds, que hubiese sido un gasto innecesario. Las circulaciones las resolví con lámparas de sodio, las luces que se dirigen hacia arriba son haluros metálicos, para los pasillos usé leds y en las habitaciones una mezcla. Mientras que la arquitectura se reforzó bajo los lineamientos de que los artefactos no son los protagonistas”.
La iluminación, encargo hecho al argentino Rubén Amsel, se destaca por la especificidad. Por ejemplo, en el comedor se iluminaron las paredes, las mesas de modo puntual y la escalera de modo independiente.
Otro ejemplo notable son los recorridos por un lado de la construcción nueva, donde se sitúan las habitaciones, realizada con led. Y por otro, el de los galpones con maquinarias, parte del tránsito entre un edificio y otro.

Invitados por la Asociación de Decoradores de Chile, viajamos hasta Puerto Natales. Allí recorrimos The Singular, el hotel que rescató la arquitectura patrimonial de herencia victoriana en Tierra del Fuego. Su diseño interior, a cargo de la oficina de Enrique Concha, siguió esta inspiración; muebles de gran factura, especialmente ideados para este proyecto, en su mayoría en roble inglés, preservan a la perfección el estilo mandante de la arquitectura.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
3.
4.