Lo Nuevo: Historia + Arquitectura + Tecnología
Estos tres conceptos se funden en un solo lugar. Porque esta icónica casa fue escogida para transformarse en el Centro Movistar Innova. Un epicentro de ideas y semillero de talentos para proyectos tecnológicos, aquí trabajan cientos de emprendedores en un ambiente cargado de historia.
¿Existe algo más inspirador que trabajar en un edificio histórico? Esta antigua casa de la década del 30, llamada originalmente Palacio Droguett, popularmente conocida como “la casa de cristal” o “pajarera” y donde hace unos años se solían hacer matrimonios, ha dado un giro radical transformándose en un epicentro de tecnología.
Respetando su valor histórico y características arquitectónicas, fue restaurada por la oficina Meinardus Jara y Asociados para acoger al Centro Movistar Innova, el primer centro de innovación privado en Chile, donde emprendedores nacionales y extranjeros pueden trabajar en sus proyectos y compartir en un entorno que fomenta la cocreación y el networking. La idea es entregar un espacio físico para quienes quieran desarrollar proyectos tecnológicos. La casa está dotada de todo tipo de tecnologías y plataformas que permiten testear en un escenario real los proyectos tecnológicos que aquí nacen.
El centro Movistar Innova es la versión local del programa mundial Wayra (Iniciativa de Telefónica Digital), hoy con sede en Chile y que tiene como objetivo ser un semillero de talentos globales en el campo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, entregando apoyo, formación y financiamiento.
Historia y restauración
Ideas, talento, entusiasmo, computadores, audífonos, iPads, todo eso y más es lo que se ve y se vive al interior de esta antigua edificación que hoy funde su historia con la tecnología. Fue construida en 1931 nada menos que por Sergio Larraín García Moreno y Jorge Arteaga, pioneros del modernismo en Chile, aunque este edificio no se acopla a ese estilo, sino más bien al neoclásico francés.
1.500 m² que incluyen una terraza en la azotea que actualmente fue restaurada como espacio de esparcimiento, con una gran vista hacia la Parroquia de los Santos Ángeles Custodios. Declarado edificio de conservación histórica, su restauración debió ser muy cuidada respetando la originalidad de su estilo, pero con el desafío de incorporar las necesidades que el centro requería. “La fachada se mantuvo tal cual, solo se restauraron algunas partes. En el interior se hizo una remodelación total para adaptar e implementar las tecnologías, como servicios de redes, pantallas táctiles, iluminación y habilitar los espacios para los distintos usos. También se restauraron los pisos de madera, las cornisas y todos los elementos decorativos propios de su época. La pérgola tenía un techo de policarbonato en muy mal estado, que hacía que el espacio fuera prácticamente inutilizable, mucho calor en verano y problemas de filtración en invierno, y lo cambiamos por un cristal especial. Este espacio tiene 250 m² y se adaptó como un gran salón con estaciones de trabajo y de reunión en una sola planta libre”, explica Eric Meinardus, arquitecto a cargo del proyecto. La otra sala del piso es un espacio de uso flexible con estaciones de trabajo y salas de reuniones con divisiones acristaladas para tener una continuidad visual, pero permitiendo cierta privacidad para reuniones de grupos chicos. El tercer nivel, que era el sector de servicios durante la época en que se hacían los eventos, se limpió y quedó todo en un solo espacio, donde hoy se encuentran las oficinas administrativas. Además se habilitó con las normas actuales de seguridad y acceso para discapacitados, incorporando un ascensor.
Lo Último
Lo más leído
2.