Una casa para el patrimonio
Un edificio emblemático del centro de Santiago, el Palacio Pereira se apresta para una recuperación definitiva bajo el sello Legado Bicentenario. Una intervención que le devolverá su esplendor, convirtiéndolo al mismo tiempo en el símbolo de la institucionalidad patrimonial chilena.


Es uno de los vecinos más antiguos del barrio, y aunque su presencia se destaca por lejos en la esquina de Huérfanos y San Martín, la mayoría de los transeúntes parecen no inmutarse. Atrás quedó el tiempo en que los salones del emblemático Palacio Pereira (Lucién Ambroise Hénault, 1872) se engalanaban para recibir a visitas ilustres; la familiaridad dio paso a la desidia, confinando su real valor patrimonial a una segunda lectura y su especificidad arquitectónica al olvido. Eso hasta hace unos meses, cuando el Estado, en el marco de su proyecto Legado Bicentenario compró la propiedad a un privado con el objeto de que desde ahí se definiera el norte que seguiría en los próximos años la institucionalidad patrimonial chilena, pues pretende reunir en este mismo lugar, una vez restaurado, las oficinas de la Dibam y del Consejo de Monumentos Nacionales, CMN. "Esto está inserto en un pensamiento global que busca unir el pasado y el presente en beneficio de los ciudadanos, además de dar una clara señal desde el gobierno de la importancia que tiene el patrimonio, la ciudad y la vida urbana hoy", comenta Magdalena Krebs, directora de la Dibam y vicepresidenta del Consejo de Monumentos Nacionales, agregando que hay un tema funcional que se une a un alto valor simbólico. Y es que este palacio, construido por encargo del empresario y político Luis Pereira como su residencia familiar, representa además un estilo de arquitectura que se realizó en Chile a partir de la mezcla de varios estilos históricos influenciados por la escuela desarrollada por el francés Claude Brunet des Baines. Una construcción de más de 2 mil m² en dos plantas, con estructura de albañilería de ladrillo y cuya planta es quizás la mayor innovación para la época, ya que se configura en torno a una galería con forma de cruz latina.
Legado Bicentenario es el proyecto a través del cual se pretende recuperar el Palacio Pereira para albergar en un mismo recinto las oficinas de la institucionalidad patrimonial.

El proyecto
Si bien el proyecto busca satisfacer las necesidades espaciales que tiene la institucionalidad del patrimonio chileno, el trasfondo es mucho mayor y donde radica el mayor avance en este tema. "Lo que queremos es que la recuperación de este palacio denote una manera de abordar la recuperación del patrimonio diferente, otorgándole una cara a la institucionalidad. Junto con eso, estamos trabajando en la modificación de la Ley de Monumentos, que es la otra parte de esta visión, porque efectivamente el deterioro de este edificio se debe en parte a una ley que finalmente no consigue su objetivo, que es proteger el patrimonio", añade Magdalena Krebs.
Arquitectura.
Obra del arquitecto francés Lucien Ambroise Hénault , su diseño representa lo que se conoce como arquitectura ecléctica. Es decir, la comunión de estilos históricos. Obras como el Teatro Municipal, el Congreso Nacional o el Pasaje Bulnes, forman parte también del legado de este arquitecto.

Para cumplir este objetivo, la idea de rehabilitación de este palacete busca además de integrar a las oficinas de la Dibam y el CMN, incorporar espacios abiertos a la comunidad, con un primer piso y subterráneo abiertos al público. "Tal vez lo más notable y bastante atípico de este edificio es un crucero central que va a ser visitable y vamos a instalar una biblioteca especializada en temas de patrimonio. También pretendemos instalar el centro de documentación, auditorio, cafetería, centro de exposiciones, además de un edificio contemporáneo que complete lo que era esta tipología arquitectónica, donde vamos a instalar más oficinas. Queremos hacer distintos juegos con la arquitectura histórica y contemporánea, pero respetando la tipología esencial del edificio. Como modelo, es importante en el sentido que el patrimonio no es solo para mirar. El patrimonio es parte de nosotros y en este caso no se podría pensar mejor destino porque se une lo simbólico con el edificio mismo. Pensar que el patrimonio es algo que se pone en una vitrina es justamente algo que nosotros queremos evitar", aclara Krebs, para lo cual ya están afinando los antecedentes para convocar a concurso público dentro del año con miras al 2014, que es cuando se pretende inaugurar este, el nuevo ícono para el patrimonio de Chile.
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