Son observadores, siempre detrás de las tendencias en arte y diseño. Miran, recorren y buscan, en parte porque toda su vida han estado relacionados con el mundo de la estética. Carlos Honorato, director de ProChile e hijo de una destacada galerista, y Bernardita Braun, periodista especializada en moda y dueña de la tienda Poupée, están casados hace doce años, tienen dos hijos y viven en esta casa en Vitacura que han ido armando de a poco en base a su buen ojo.

Priorizaron un tranquilo barrio de esta comuna, ciento por ciento caminable y cercano a parques, plazas, cafés y tiendas. “Esto hace una vida mucho más entretenida”, dicen.

Fueron creando un interiorismo personal, decidido en conjunto, con objetos que han ido encontrando en recorridos por tiendas y ferias, pero también regalos que les llegaron cuando se casaron, especialmente piezas de arte, como una escultura en piedra de Francisco Gazitúa, un óleo de Pablo Jansana y una fotografía intervenida de la artista Valeria Zalaquett. “Creemos que una escultura o un cuadro a veces resulta mucho más decorativo que un mueble”, afirman.

Los viajes han sido otro motor de búsqueda de ese objeto soñado; a Bernardita le toca viajar en forma seguida a Buenos Aires y Sao Paulo junto a su socia de Poupée, donde encuentran, según ella, ideas tentadoras. “Estas dos ciudades son enérgicas, me encantan las tiendas de decoración brasileñas, reflejan lo relajados y liberados que son”, comenta. De hecho, cuenta que ya la tiene tentada una figura de Napoleón de porcelana, que seguramente traerá en alguno de sus próximos viajes y ubicará dentro de un fanal.

Al igual que en moda, Bernardita cree que la mezcla de texturas y estilos es lo que tiene mejor resultado, por esto en su casa no hay regla para decorar, aquí se han impuesto matices opuestos, como la combinación en el living de dos modernas sillas de acrílico Mr Impossible del francés Philippe Starck junto a sofás de corte clásico tapizados en color beige.

Esta casa es familiar, tiene un encanto, en parte porque refleja cómo son sus dueños, sus gustos y cómo priorizan que este lugar sea un hogar pensado especialmente para sus dos hijos. “Nuestra casa es bien relajada, no convidamos mucho, en este momento esta casa es de los niños y las puertas están abiertas para todos los que quieran venir a jugar”, dicen.