Lo que une y separa a tres generaciones de chilenos
Con motivo del 75 aniversario de La Tercera, una encuesta de Descifra puso frente a frente a personas de distintos grupos etarios para conocer sus valoraciones en diversos ámbitos de nuestra cotidianidad. El estudio indagó, además, en los hitos y personajes más relevantes y lo que esperan para el futuro. Mientras los jóvenes asignan más valor a su generación en términos de “sensibilidad” e “inconformismo”, los mayores le dan más importancia al “esfuerzo personal”.

Si se le pregunta a alguien de 25 a 35 años cuál es la característica de su generación que más destaca por sobre otras generaciones, respondería la “sensibilidad”. Pero si la pregunta va dirigida a alguien del rango de 45 a 55 años o de 65 a 75 años la respuesta apuntaría en su mayoría al “esfuerzo”.
Misma pregunta y respuestas distintas, la percepción de las generaciones sobre cómo se ven a sí mismas y cómo perciben a las demás cambia por rango etario y también ha evolucionado a lo largo de la historia. Lo mismo que la visión que tienen sobre cómo ascender en la vida y cuáles son los hitos históricos que las han marcado. Así lo muestran los resultados de la encuesta Descifra -desarrollada en una alianza estratégica entre Copesa y Artool- en el contexto del aniversario de los 75 años de La Tercera.
“Las diferencias entre las dos cohortes de mayor edad, 45-55 y 65-75 años, son menos acentuadas entre sí que las que tienen con respecto de ellas la generación más joven, de 35-45 años. Esta generación se aleja marcadamente de sus mayores tanto en la autopercepción de sí misma como en la valoración de temas como la relación ingresos, tiempo libre, confianza en el sector privado; perspectivas de desarrollo del país; vínculo con la religión; con las nuevas tecnologías, entre otros”, dice el director ejecutivo de Descifra, Camilo Feres.
“Así las cosas, cuando se produce polaridad entre la generación más vieja y la más joven, la intermedia actúa muchas veces como pivote, pero en la mayoría de los casos las dos generaciones más viejas son más parecidas entre sí y eso es una conclusión transversal del estudio”, apunta.
La encuesta fue realizada a un grupo objetivo de hombres y mujeres mayores de 18 años de los niveles socioeconómicos ABCD, residentes de todo el país y con acceso a internet. Se realizaron 30 preguntas cerradas de encuestas online autoaplicadas entre el 29 de septiembre y el 2 de octubre. La muestra fue de 1.116 casos, con un margen de error de 2,9%. Las respuestas fueron desglosadas en tres rangos etarios: de 25 a 35 años, de 45 a 55 años y de 65 a 75 años.
El valor del esfuerzo
Una de las principales diferencias intergeneracionales es el valor que le asignan los mayores al esfuerzo como característica propia de sus pares. A los encuestados se les consultó por la “principal característica positiva” en comparación a otras generaciones, y la variable “esfuerzo” fue la que lideró tanto en el grupo de 45 a 55 años, con un 49%, como en el grupo de 65 a 75 años, con un 45%. Los jóvenes de 25 a 35 años solamente en un 15% eligieron el “esfuerzo”, y respondieron en su mayoría la “sensibilidad”, con un 25% como la principal característica positiva. Esta última variable, en tanto, solo alcanzó un 2% en los otros grupos.
Los jóvenes también tienen diferencias significativas en la segunda característica mayoritaria que domina, pues el “inconformismo” arrojó una respuesta del 17%, mientras que este mismo rasgo cambia a 3% en los otros dos grupos mayores.
En los jóvenes están más marcadas características como el “optimismo”, mientras que en los grupos mayores el factor “compromiso” es más marcado que entre los jóvenes.
“En una proporción similar, las dos generaciones más viejas ponen el esfuerzo como algo que los define, mientras que la generación más joven pone la sensibilidad como su principal aspecto identitario”, dice Feres.

Una paradoja
La movilidad social de los distintos rangos etarios tiene una paradoja. Por un lado, las generaciones más jóvenes tienen mayor acceso que sus antecesores a la educación, siendo algunos, incluso, los primeros graduados de la universidad de su familia. Sin embargo, estos mismos jóvenes se han enfrentado a dificultades que sus antecesores no, como una mayor restricción al acceso a la vivienda o la incertidumbre marcada por fenómenos como la inteligencia artificial, el problema medioambiental o conflictos geopolíticos.
Tanto jóvenes como no tan jóvenes tienen distintas percepciones sobre cómo ven la movilidad social, aquellos elementos que marcan que vayan ascendiendo o no en la vida. En eso también sigue jugando un rol cómo se percibe el “esfuerzo” como valor.
Cuando son consultados por el elemento “clave” para la movilidad social, si es que es el apoyo del Estado o el esfuerzo el que juega un papel principal, el esfuerzo cobra más fuerza en los de mayor edad que en los menores, pero en los tres segmentos predomina como elemento. En orden decreciente, en el rango de los 65-75 años un 84% asigna el “esfuerzo personal” como el elemento clave. La respuesta desciende a un 81% en el segmento de 45-55 años, y finalmente en los jóvenes de 25-35 años sigue siendo la respuesta mayoritaria, pero con un 65%.
Entre los tres grupos etarios, son los jóvenes quienes asignan mayor valor al “apoyo del Estado” como impulso de movilidad social, con una respuesta del 35%, mientras que los otros dos grupos la respuesta se ubica por debajo del 20%.
Los datos de Descifra también muestran la percepción sobre el ascenso social de las personas, en comparación a sus generaciones anteriores. El 65% de los encuestados del rango 25-35 años considera su situación económica “mucho mejor” que la de sus padres. Esos números cambian a 80% en el rango 45-55 años y 84% en la categoría 65-75 años. Entre quienes consideraron lo opuesto, que su vida es “mucho peor” que la de los progenitores, en el segmento medio de edad solamente el 20% lo considera y un 16% lo hace en el grupo de los más mayores. Entre los más jóvenes la cifra crece a un 35%.
Pero eso no quita que, de todas maneras, la generación más joven tiene una mirada distinta sobre el futuro. “Los jóvenes son también más optimistas y menos felices respecto de sus mayores, otro elemento que también marca diferencias”, dice Feres.
Por ejemplo, en la pregunta: “¿Usted piensa que en 25 años más la situación económica de las personas que viven en el país será mejor, igual o peor que ahora?”, los jóvenes se dividen en la categoría de mejor (56%), igual (27%) y peor (17%), mientras que en ambos rangos etarios mayores el 52% considera que la situación será mejor. Entre quienes consideran que será “peor”, en el grupo de 45 a 55 años un 18% piensa eso, y en el rango 65 a 75 años un 16% lo considera.

Distinta edad y prioridades
La encuesta muestra también cómo cambian las percepciones de los segmentos respecto de cómo conseguir esa mayor movilidad o ascenso social. Si bien cuando son consultados por elementos clave para “acceder a una mejor situación económica”, en los tres grupos etarios predomina el factor “educación”, pero es el rango 65-75 años el que le asigna un mayor valor (61%), mientras que son los jóvenes quienes menos importancia le asignan dentro de todas las edades, con una respuesta del 46%. En el grupo medio un 53% decanta por esa opción.
En contraste, como segundo elemento más importante los jóvenes atribuyen “las redes de contacto” con un 28%, lo que remarca una diferencia significativa respecto del segmento de 45 a 55 años, donde un 11% se decanta por esa opción, y entre los más mayores, donde un 6% considera la relevancia de los contactos.
Es en los dos grupos de mayor edad donde el elemento del “esfuerzo individual” aparece en segundo lugar como elemento clave para ascender económicamente, con una respuesta mayor al 30%, mientras que en los jóvenes solo un 20% le asignó esta importancia, lo que clasifica como la tercera mejor categoría en este segmento. Menor importancia le establecen todos los rangos etarios al “apoyo del Estado” o a la “suerte o el azar”.
“Otras polaridades interesantes entre las generaciones están en la percepción de temas como el tiempo y la plata: los mayores prefieren más plata que tiempo y los menores prefieren más tiempo que plata. Ahí sí hay una marcada diferencia generacional”, dice Feres.
Esos son los datos que muestra la encuesta que demuestran que los jóvenes priorizan (54%) “tener más tiempo libre y un menor ingreso”, a diferencia de los de 45-55 años (45%) y los de 65-75 años (46%). Estos dos grupos mayores privilegian “tener menos tiempo libre y un mayor ingreso”. Ambos segmentos lo hacen con una cifra de respuesta del 55%.
Mismos hitos y personajes
Si bien existen diferencias entre los valores de jóvenes y no tan jóvenes, donde sí existe transversalidad es respecto de los hitos y personajes que las generaciones consideran como más relevantes si se considera la historia de Chile desde 1970 a la fecha.
Feres dice que “así como hay diferencias, el estudio también muestra que hay temas y percepciones bastante transversales. Una de ellas es todo lo relativo al Golpe y la dictadura”.
Efectivamente, los números muestran que en los tres segmentos etarios la figura de Augusto Pinochet es considerada como la más relevante en el área de política desde 1970 -más allá de consideraciones negativas o positivas-, pero tiene más importancia en el rango 65-75 años, con un 48%, seguida por el de 45-55 años, con un 44%, y los de 25-35 años, con 27%. El expresidente socialista Salvador Allende es la segunda más relevante en todos los segmentos, pero en los jóvenes ocupa un mayor lugar (25%), mientras que en el rango de 45-55 años es el con menor nivel (14%).
En el área de negocios, el fallecido fundador de Quiñenco y Antofagasta PLC, Andrónico Luksic Abaroa, es considerado por las tres generaciones como el personaje más relevante en ese tópico en los últimos 75 años, con rangos que van del 41% en los de mayor edad a 48% en los más jóvenes. En segundo lugar figura el fallecido fundador de Cencosud, Horst Paulmann.

En lo económico, el exministro de Hacienda y expresidente del Banco Central Mario Marcel aparece en primera posición entre los más jóvenes (34%), mientras que José Piñera, exministro y creador del sistema de fondos de pensiones, aparece en segundo lugar (33%) en ese grupo etario.
Sin embargo, en los otros dos grupos quien domina es el exministro de Hacienda Hernán Büchi, con un 30% y un 34%, entre los mayores de 45 años y los mayores de 65 años, mientras que entre los más jóvenes solo figura con un 4% de relevancia.
“Figuras como Hernán Büchi o José Piñera son relevados en importancia junto a los Chicago Boys y la irrupción de las políticas de mercado. Se trata de reconocimientos que no hablan de una valoración necesariamente positiva, pero que muestran la profundidad de las huellas de lo que Tomás Moulian denominaba como ‘la revolución capitalista’”, dice Feres.
Al ser consultados por los mayores hitos desde 1970 a la fecha, las tres generaciones asignan con respuestas por sobre el 43% la relevancia del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y la dictadura de Pinochet que prosiguió. El segundo hito es, por lejos, con respuestas sobre el 30%, el plebiscito de 1988 que supuso el regreso a la democracia.
Entre los hitos económicos más relevantes, hay tres eventos sin diferencias estadísticas relevantes que son considerados por las tres generaciones: en jóvenes y el rango 65-75 años lidera el crecimiento económico sostenido en los años 90, en el segmento medio de 45-55 años se respondió principalmente la pandemia y los efectos del Covid-19, mientras que los tres grupos también le dieron importancia al evento de la adopción del modelo económico liberal de los llamados Chicago Boys durante el régimen militar.
En el área cultural, los más jóvenes le dan más relevancia a la compositora Violeta Parra (36%), mientras que los de mayor edad priorizan al poeta y premio Nobel de Literatura Pablo Neruda. (27%) En el deporte, los tenistas Nicolás Massú (22%) y Marcelo Ríos (30%) concentran la atención, el primero en los jóvenes y el segundo en los de mayor edad, mientras que Elías Figueroa gana entre los mayores (39%).

Inteligencia artificial
Los más jóvenes también dicen preferir acudir a sus parejas antes que a sus familias, mientras que esa tendencia es al revés en el rango de 65-75 años, que prioriza a la familia.
En el ámbito de la ciencia, el 90% de las tres generaciones coincide en que contribuye “mucho” al desarrollo del país, y que existe plenamente confianza hacia esta.
La encuesta también muestra datos sobre la inteligencia artificial (ver página 34). Respecto de si representa o no una amenaza, son los segmentos mayores quienes creen que sí lo hace. En el rango 45-55 años un 40% opina eso, mientras que en el segmento 65-75 años un 50% se declina por esa opción. En los jóvenes, un 21% la ve como amenazante.
Los de mayor edad le dan mayor relevancia al impulso de los privados para fomentar el crecimiento económico, pero ven con mayor pesimismo que Chile se encuentre más cerca de alcanzar el desarrollo económico que hace 25 años.
“Las dos generaciones mayores son más pesimistas que los más jóvenes. Acá podríamos estar frente a una especie de resignación o desengaño generaciones por parte de los mayores, que crecieron con el discurso de los jaguares de Latinoamérica y que hoy son más pesimistas al respecto. O tal vez se trata más bien de una diferencia semántica y/o de parámetros usados por las distintas generaciones para medir el desarrollo”, concluye Feres.
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