Carl Herrera, el venezolano ex NBA que no extraña la fama
Este año tuvo que dejar de jugar por la rotura de un Tendón de Aquiles y es asistente técnico de Venezuela. Habla sobre lo que no se ve en la NBA y su paso como inversionista del petróleo.
Al ver a Carl Herrera aconsejando a los jugadores de la selección venezolana y con la disposición de hablar con los medios que cubren el Sudamericano de Básquetbol de Puerto Montt, no da la impresión de que haya sido dos veces campeón de la NBA con Houston Rockets en 1994 y 1995.
La necesidad de imponer su currículo no va con él, dice que lo que más les gusta es el básquetbol y estar en su país: "Lo disfruto más que cualquier cosa".
"Tras la NBA, regresé a Venezuela con la satisfacción de haber conseguido todo lo que quería. Estudié Educación Física en la Universidad de Houston, salí campeón y aseguré mi vida. No hay para qué ambicionar a más", comenta.
Es que el respaldo económico que le dejó su carrera como basquetbolista le hace ver la vida distinta. Incluso se dio el lujo de dejar de lado un negocio petrolífero que manejaba.
"Cuando estaba en Texas, un amigo del club me planteó que invirtiera en el envasado del petróleo. Me dijo : 'En tu país hay mucho y nosotros te podemos orientar. ¿Por qué no te atreves?'. Le hice caso y me dio dividendos. Sin embargo hace unos años lo dejé, me gusta más la cancha y compartir con mi familia. Los negocios quitan mucho tiempo, en cambio acá se hace compatible la vida hogareña con el deporte", comenta el jugador que este año tuvo que retirarse de la actividad por la rotura del Tendón de Aquiles izquierdo.
EL LADO "B" DE LA NBA
Ser campeón de la mejor liga del mundo debe ser el sueño de cualquier jugador de básquetbol, al menos llegar y estar entre los mejores del planeta es considerado como un anhelo cumplido. No obstante, Herrera comenta que detrás del show, el tema es más complejo.
"Desde afuera se ven los anillos que uno gana o el glamour del espectáculo. Y es increíble, pero es una vida muy estresante, llena de exigencias que te impiden desarrollar una vida familiar. Es un éxito que no te hace completamente feliz", reconoce.
Recuerdos buenos y malos hay en su bitácora estadounidense: "Dejar en alto el nombre de mi país, posesionar a los latinoamericanos, aunque en realidad eso lo deben decir ustedes, y ganar títulos es inolvidable. Pero hay problemas, incluso con algunos compañeros de equipo y eso complica".
Y en el camarín tenía a su partner: el pivote Hakeem Olajuwon, con quien compartía el estatus de ser extranjeros, lo que en ese tiempo acontecía muy poco. "Nos hicimos muy amigos, porque el es nigeriano y entre foráneos nos apoyábamos dentro de la cancha y en los entrenamientos", cuenta.
Herrera se retira del Arena Puerto Montt, se disculpa por no poder conversar más y se va con una sonrisa. Y reitera: "Más que el dinero, hay que tratar de sentirse bien".
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