Contra el consejo de sus ex compañeros de trabajo en la CIA, Bob Ho (Jackie Chan) decide dejar su trabajo de agente del espionaje internacional para vivir en los suburbios y tratar de conquistar a los hijos de su novia, quienes lo odian porque sólo conocen su careta de aburrido vendedor de lápices. "He derribado dictadores. ¿Qué tan difícil pueden ser tres niños?", se dice Bob antes de partir a la aventura. Por supuesto, los tres niños intentan hacerle la vida imposible, mientras un poderoso mafioso de Bielorrusia trata de hacer lo mismo, pero con armas. Siguiendo la tendencia de las estrellas de acción que derivan en las comedias infantiles con un poquito de acción y más humor, lo simpático de esta película es que no está hecha con el piloto automático; los diálogos incluso pueden ser divertidos sin demasiado esfuerzo y no da por sentado lo que hace mucho rato asume este tipo de comedias infantiles: que los niños se ríen con cualquier cosa. Algo que Jackie Chan entendió desde siempre. Dirigió Brian Levant, ya un experto, al ser responsable de Beethoven, Los Picapiedras y Scooby Doo.