Señor director:

Parece que ya nos habíamos resignado a creer que, todos los años, la conmemoración del Día del Joven Combatiente vendría acompañada de desmanes, saqueos, daños a las propiedades, heridos e incluso muertos.

Pero bastó la acción decidida del gobierno, acompañada de la labor preventiva de Carabineros, para demostrar que la escala ascendente de violencia de estas fechas era perfectamente evitable.

Al comparar las diferencias en la gestión y en los resultados entre este año y los anteriores, es lógico suponer que los traumas que causó la dictadura en muchos de los personeros de la Concertación se convirtieron en prejuicios sobre la labor y naturaleza de Carabineros y de las Fuerzas Armadas de Chile en democracia. Sólo así puede entenderse la indecisión, y en muchos casos inhibición, que demostraron en los momentos en que era necesario hacer uso legítimo de las fuerzas del orden, porque las circunstancias así lo ameritaban.

Gloria Toro