Olvídese de la crisis de la edad: Los mayores éxitos laborales se logran a los 40
Los 40, nuevamente, están de moda. Pero la teleserie que trató de reivindicarlos, sólo los ridiculizó, al punto de reducirlos a libertad y libertinaje. En Estados Unidos, tras 20 años de estudio al respecto, tienen otra percepción: el desempeño laboral más alto y los emprendimientos más exitosos- se alcanzan a los 40.

Aunque cada vez sea menos traumático, cumplir 40 años sigue teniendo un estigma. Porque hay malas reputaciones, y está la de esa década. Por más que los 40 sean "los nuevos 30", sigue siendo la edad en que a las mujeres solteras se les mira con sospecha, los hombres se esfuerzan más por ocultar la panza y la calvicie, y el entorno exige cosas que, o no se quieren, o no se quiere aceptar que no se tienen. Peor aún: existe una canción de Ricardo Arjona que es una oda a lo cursi y a la imagen decadente que las mujeres de cuatro décadas quieren sacudirse.
Pero lo más complejo de tener 40 años, es que se omite la mejor parte. Que no es ni la independencia de los 30, ni los nuevos aires de los 50: la cuarta década es la de mejor desempeño laboral. En la que más logros profesionales se alcanzan y cuando el ser humano -dicen diversos estudios- llega a su nivel más alto en innovación y creatividad.
Según Dean Simonton, sicólogo y docente de la Universidad de California-Davis, que lleva 20 años estudiando la productividad laboral, el peak de la creatividad bordea los 40 años en más de cinco campos de trabajo. Desde la literatura hasta la astronomía, pasando por la biología, la tecnología y la medicina.
"Los veinteañeros no tienen claro qué puede hacerse y qué no -explica a La Tercera Vivek Wadhwa, director del Centro de Emprendimiento e Investigación de la Universidad de Duke-, y por eso son más creativos. Pero los profesionales mayores saben cómo llevar las ideas a cabo". Esa virtud, según Wadhwa, es la que explica por qué la edad promedio de los emprendedores en Chile, según el Global Entrepreneurship Monitor, es de 40 años. Y de 44,2 entre las mujeres.
Pensar que el mundo está lleno de tipos como Mark Zuckerberg -quien creó Facebook a los 19 años- es un error que tomó vuelo por la novedad. Porque los cerebros de Google también eran universitarios cuando lo idearon. Pero Wadhwa, que estudió 549 casos de emprendimientos exitosos en el área tecnológica, se dio cuenta de que la mayoría eran gestados por hombres con familia, una hipoteca y el respaldo de un crédito bancario. Todos en sus 40 y tantos.
"Creer que todos los emprendedores son jóvenes es más una percepción que una realidad", asegura Simonton a La Tercera. Y se debe a que la mayoría maquina ideas desde temprano. "Como tienen su primera gran idea muy jóvenes, se infiere incorrectamente que la innovación es intrínseca a la juventud, sin darse cuenta de que más tarde en su carrera tendrán ideas aún más innovadoras", dice. El mejor ejemplo es Albert Einstein: su teoría de la relatividad general surgió una década después de su primer logro importante, la teoría de la relatividad restringida.
CREATIVIDAD CRISTALIZADA
Según Simonton, hay dos formas de ser creativo: teniendo ideas novedosas o utilitarias. Las primeras son originales y sorprendentes, y las segundas, funcionales o adaptativas. Pensadas en base a la experiencia y la "inteligencia cristalizada", como se denomina en la neurociencia a la que se inclina por jerarquizar la información. La "inteligencia fluida", en cambio, se relaciona con la rapidez de análisis y la memoria.
La apuesta de los profesionales de 40 años va por lo práctico. Por tener ideas que solucionen problemas, no que vuelen el cerebro de quien las escucha por primera vez. Su punto fuerte, según Wadhwa, es que son "experimentados, pragmáticos y aterrizados". ¿Y qué los diferencia de los mayores? "Aún no se han ensañado con hábitos viejos para enfrentar los problemas típicos de su campo de trabajo", explica Simonton. Y el declive en el proceso cognitivo asociado a la creatividad, como la capacidad de pensamiento divergente, comienza recién a mediados de los 50.
Por eso, los 40 son una década que tiene que aprovecharse al máximo laboralmente. Saber que el rendimiento laboral más alto es en torno a esos años (ver tabla), es la excusa perfecta para dejar de cuestionarse si habría que ceder a la presión que aún pone el entorno. Para darse el ánimo de hacer ese último gran esfuerzo, porque podría dar el mejor resultado posible. Menos para los poetas y los físicos: según un artículo del Wall Street Journal, ambas carreras tienen una curva de creatividad que llega casi una década antes, a los 30, a su punto más algido.
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