Perry Farrell y sus amigos. La imagen encarna con rigor el alma profunda de Lollapalooza: el propio músico estadounidense, mentor del festival nacido en Chicago, se encarga de telefonear grupos y seducir a figuras del rock anglo a la hora de armar el line-up final. Pero ayer, en plena zona de camarines, el concepto fue carne y realidad cuando el cantante se saludaba con varios de los ilustres presentes en el evento. Entre ellos, Taylor Hawkins, baterista de Foo Fighters y que arribó pasada las 18 horas. Y no solo para ver shows: junto a su proyecto paralelo, Chevy Metal, se alista para presentarse en alguna de las instancias sorpresa del festín musical.

Y su abrazo con el percusionista refleja felicidad pura: "¿Cómo no voy a estar contento? ¡Esto está todo vendido!", exclama Farrell a La Tercera, al mirar a lo lejos las 70 mil personas que repletan la cita. Luego sigue: "Más que nunca, siento que la gente en Chile ha confiado en nuestro concepto, en nuestra propuesta. Le gusta la música, se respetan unos a otros, lo gozan. Amo los chilenos, me ha impresionado el público y siento que es la mejor edición de las tres que hemos tenido. Todo ha tenido un crecimiento muy evidente".

Bajo ese entusiasmo, la pregunta cae lógica: ¿Se concretará la opción de aumentar Lollapalooza Chile a tres días? El estadounidense al habla: "Estamos discutiendo los costos, estamos en eso. Me encanta la idea, porque mientras más música, mejor para todos. Ya hemos visto que la ciudad está preparada para algo así, su seguridad, su transporte, todo. El público también. Por ahora es una opción, un sueño, pero estamos trabajando para que sea definitivo".