Histórico

Sebastián Errázuriz y la música de la catástrofe

El autor vuelve a visitar el drama con Geografía del desastre, una sinfonía que surgió a partir del pasado terremoto y que el 18 de abril interpretará la Camerata de la Universidad de los Andes.

Los días posteriores al terremoto del 27 de febrero, Sebastián Errázuriz (34) no se despegó del televisor. Las imágenes mostraban el desastre en el sur. Los pueblos completamente devastados, el caos en las ciudades y las personas desaparecidas o muertas impactaron al compositor.

Unas semanas antes, el músico trabajaba en su última obra: una pieza sinfónica de nueve minutos que exaltaría los sonidos del folclore chileno y que sería estrenada como regalo para el Bicentenario. Pero todo cambió. "Fue un golpe emocional. Todo lo que había pensado estaba descontextualizado. Me sentí inútil: ¿es importante crear una obra musical si el país está en el suelo? Pero pensé que mi aporte siempre ha sido desde la música. Así que decidí que el terremoto sería el tema de la obra", cuenta Errázuriz sobre Geografía del desastre, la pieza que debuta el 18 de abril, dentro de la V temporada de conciertos de la Camerata de la Universidad de los Andes, que comienza este martes 30 con un concierto de Semana Santa.

No es la primera vez que Errázuriz se inspira en una catástrofe para crear una obra musical. En 2008 estrenó Viento blanco, ópera que narra la tragedia de Antuco, donde 45 reclutas del Ejército murieron, luego de marchar por horas en medio de una ventisca de nieve. La pieza catapultó a Errázuriz como uno de los compositores actuales más destacados del país y se convirtió en la primera ópera chilena en 50 años. El éxito de la temporada en el Teatro Municipal permitió que volviera a montarse al año siguiente.

Con Geografía del desastre, el músico vuelve a explorar el dolor, la desolación y la muerte, a través de elementos armónicos que de a poco se desmoronan. "Es una obra minimalista y austera. No es una narración, más bien son las sensaciones que quedan cuando uno se da cuenta de la magnitud de la catástrofe. Es muy dramática", señala Errázuriz.

EJERCICIOS DE EGO

Formado en la Escuela Moderna de Música y con un magíster en la Universidad de Chile, Errázuriz tiene una carrera marcada por la versatilidad musical. Si bien alcanzó notoriedad con Viento blanco, hace rato que su trabajo era requerido por cineastas, directores teatrales y productores de TV. En 2003 compuso la música para la obra teatral Roberto Zucco, de Víctor Carrasco, y en cine fue productor musical de las películas  Fuga (2006) de Pablo Larraín, La buena vida (2008) de Andrés Wood y Santos (2008) de Nicolás López. El último año, además, condujo el programa Música maestra, del canal de cable ARTV, que buscaba acercar la música clásica al  público masivo mediante la difusión de obras maestras de Mozart y Strauss.

Para Errázuriz, la versatilidad tiene que ver con ejercitar el ego. "Con las orquestas no hago concesiones, pero si trabajo para otra área me convierto en un disciplinado funcionario y compongo lo que el director quiera. Es un ejercicio muy sano", dice Errázuriz, quien se desempeña como Director de Composición en el Instituto Profesional Projazz.

El director de orquesta José Luis Domínguez, quien participó en Viento blanco, subraya que el sello de Errázuriz es "el uso de la escala, la armonía y la percusión. Su música siempre cuenta una historia". Eduardo Browne, uno de sus mentores y director de la Camerata de la Universidad de los Andes, destaca que "él ha demostrado que está conectado con la realidad del país, y eso en un músico clásico no ocurre muy seguido. Su música es ecléctica; él cambia de un estilo a otro y no se queda pegado en lo mismo".

Fue el mismo Browne quien le encargó la pieza inédita tras conseguir los fondos para su financiamiento. "Es un hito", agrega Errázuriz. "En Chile, el medio es muy precario. Las orquestas prefieren una carta segura: tocar a Beethoven con partituras bajadas de internet. Es raro que se paguen las composiciones de un músico local. Sin embargo, hace tiempo decidí no escribir más una obra gratis".

En abril, el compositor comienza a trabajar con León Errázuriz (Mala leche) para su nueva cinta: Atacama fall. Luego se meterá de lleno en su segunda ópera, de corte actual, ambientada en un estudio de televisión.

Errázuriz también detecta que el problema de la escasa difusión de la música clásica chilena viene de los mismos músicos. "Para muchos, su meta es ser valorado por sus propios colegas y pertenecer a la Academia. He escuchado a algunos diciendo que no componen para orquestas chilenas porque son malas. A mí no me interesa competir con nadie. Me interesa que mi música se toque, que salga afuera, colaborar y no despreciar al medio musical chileno", concluye el realizador.

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