Doscientos cincuenta metros de alfombra roja. Un corto paseo capaz, sin embargo, de centrar la atención mundial. Y es que en una noche en que todas las miradas se giran hacia el corazón de Hollywood, el recorrido de las estrellas hacia la entrada del Teatro Kodak en Los Angeles, se convierte en una pasarela única de glamour.

La lluvia amenazó la 81 edición de los Oscar hasta el último momento, incluso tres días antes los trabajadores instalaban la pérgola que ya el pasado año protegió a los invitados del agua, pero al final el tiempo dio un respiro para que los trajes, los peinados y la joyas lucieran en todo su esplendor, según publica hoy la edición electrónica de la revista Hola.

A la espera de que vayan llegando los invitados –todo es un colapso de limusinas- los más "madrugadores" (por llegar antes, no porque se hayan levantado pronto, que en Los Angeles todo empieza a primera hora de la tarde) han sido también los ídolos de adolescentes del momento, Zac Efron y su inseparable Vanessa Hudgens, pareja de éxito en la saga High School Musical y pareja en la vida real, así como su joven compañera de triunfos de Disney, Miley Cyrus, agrega la nota.

La que se perfilaba como la triunfadora de la noche y que luego fue premiada como Mejor Película, Slumdog millionarie, tuvo el apoyo de todos sus actores y por eso, sus protagonistas, desconocidos hasta que este filme les puso en el mapa, fueron los primeros en llegar. Freida Pinto desfiló con un vestido azul de John Galliano y joyas de la India, y paseó junto a  Dev Patel, de quienes dicen se han enamorado durante el rodaje del filme. Pero también estaban todo el grupo de niños que trabajan en la película, emocionados y contentos de vivir una experiencia única.

Las "rivales" de Penélope Cruz, Viola Davis candidata por La duda y Taraji P. Henson, la madre adoptiva de Brad Pitt en El Curioso caso de Benjamin Button, llegaron juntas la gala pocos minutos antes de la estelar aparición de la actriz española.

Entre las invitadas triunfó el marfil, el color del vestido elegido por esta última (un vintage de hace sesenta años de Pierre Balmain, toda una joya de museo),  el del traje de Armani de Anne Hathaway, y los de Sofía Loren, Jessica Biel y Marisa Tomei.

Algunas más atrevidas, como Natalie Portman, quien eligió un vaporoso vestido rosado con un gran escote y Sarah Jessica Parker, quien se decantó por un Dior color menta tal y como ella misma lo ha descrito antes de comentar que está entusiasmada con el rodaje de la segunda parte de Sex and the city.

La llegada de otra favorita de la velada fue la de la actriz británica Kate Winslet. La esposa de Sam Mendes, una de las habituales en elegancia, destacó con un vestido azul de Yves Saint Laurent y joyas de Chopard.

Tampoco pasó desapercibido el siempre original Mickey Rourke, quien arribó de blanco recordando a su recién fallecido perro chihuahua, al que dedicó hace un mes su Globo de Oro.

Otro candidato, Frank Langella, llegó con su hija Sarah, igual que Meryl Streep, la "record woman" en nominaciones (quince durante su carrera) que acudió con su hija Lisa, Diane Lane, eligió Dolce y Gabbana y paseó por la alfombra con su marido, Josh Brolin. 

Mientras, Angelina Jolie y Brad Pitt, la pareja nominada en los Oscar a Mejor Actor y Mejor Actriz, respectivamente, lucieron sus mejores galas. Ella vistió de Elie Saab con joyas de Lorraine Schwartz y él un esmoquín de Tom Ford.