Histórico

Vivienne Barry: "En Chile es más estimulante hacer cortometrajes animados"

La realizadora de recordadas creaciones como Tata Colores, presenta el libro Animación. La magia en movimiento.

En junio de 2002, Ogú y Mampato en Rapanui se instalaba como la cinta local más costosa de la historia y la que llegaba con más copias a las salas. No eran estos méritos per se, pero sirvieron a la promoción, tal como un dato erróneo del cual la prensa se hizo eco: este era el primer largo chileno de animación. Nadie trajo a colación que el voluntarioso "Coke" Délano ya había estrenado, en 1929, La calle del ensueño, donde figuras animadas interactuaban con personajes de carne y hueso. O que en 1941 el Cóndor Copuchita protagonizó 15.000 dibujos, de Carlos Trupp y Jaime Escudero.

He ahí una razón entre varias para valorar la llegada de Animación. La magia en movimiento. El libro de Vivienne Barry se ocupa, por de pronto, de la historia local de las distintas técnicas animadas, además de insertarlas en el desarrollo mundial de este arte. Adicionalmente, es obra de un nombre clave de la animación chilena, creadora del recordado Tata Colores y de varias otras realizaciones de distinto formato, tamaño y propósito, principalmente en la técnica stopmotion, que aprendió en Alemania ("me encanta manipular objetos y muñecos frente a la cámara, en silencio y en completa soledad", comenta).

Con décadas de docencia y un bagaje profesional que va del spot de un caramelo haciendo strip tease a la historia del rey de la Araucanía (Resucita rey Orelie, 2007), Barry concibió el libro a partir de un programa homónimo que realizó para ARTV. "Siempre lo pensé como una herramienta pedagógica", afirma la autora, que con detalle va introduciendo al lego en la historia y la práctica del arte animado. Y sus propias creaciones son parte del volumen.

¿Hasta qué punto quiso que el libro fuese una "historia personal de la animación"?
Al principio, no quería aparecer y me complicaba nombrarme. Pero después, alentada por mis alumnos, pensé, "¿por qué no mostrar todo lo que he hecho y sé hacer, y a los personajes de la animación que he conocido"?

El "lado A"
Periodista que apenas alcanzó a ejercer la profesión, Barry cuenta que de niña le encantó Alicia en el país de las maravillas y que Pinocho la hizo llorar; también, que en años recientes valoró Ratatouille y se divirtió con Madagascar 2. Sin embargo, este lado mainstream de la animación queda fuera de su libro. De las experimentaciones de hace un siglo al corto de autor que hoy brilla en festivales como el de Annecy, la realizadora crea un espacio en el que se expresan sus preferencias. "Hay varias películas que me han marcado, especialmente cortometrajes", dice, y menciona Father and daughter (2000), del holandés Michael Dudok de Wit, dibujado a mano con tinta china y "con un guión que emociona a cualquiera". También los cortos del ruso Alexander Petrov, especialmente La sirena (2000).

¿Se planteó un "lado B" de lo que más conoce el público?
Considero que la animación que más conoce el espectador local es el lado B y que existe otra, más artística y más interesante, que es el lado A. Pero sin menospreciar.

Aborda los logros chilenos en el largometraje, pero destaca más otros ámbitos.

Realizar largos animados es una tarea de enorme envergadura y riesgo. Creo que es más estimulante hacer cortometrajes. Ahora hay harta gente que hace animación, hay escuelas de animación digital, gente que está haciendo cosas en stopmotion. Y hay muchas empresas tratando de ganar plata con esto, que postulan al CNTV para hacer series y venderlas afuera, sacarle merchandising. Se ha hecho harto, pero los canales lo dan en unos horarios donde no lo ve nadie.

¿Sigue en pie la idea de hacer un largometraje?
Tengo un proyecto de largo stopmotion, En busca de Palipán. Es una historia mía, un cuento fantástico ligado a las etnias andinas y que, como muchas de estas historias, tiene que ver con salvar al mundo, con los buenos y los malos. Hice la preproducción hace años, pero lo dejé un poco de lado. En el estado actual, no está para presentarse al Fondo Audiovisual. He estado con mucho trabajo. Esto es como una cárcel, porque los dineros tampoco son tantos y, en mi caso, lo que hago con los muñecos lo hago todo yo y es un trabajo de chinos. Hay gente que me ayuda, pero yo lo animo todo sola. No hay personas que sepan. Estoy preparando gente, pero cuesta que te vayan a reemplazar y además, no les gusta: hay que tener mucha paciencia, ser muy meticuloso, esto es muy solitario. Yo ya me quedé aquí.

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

Contenidos exclusivos y descuentos especiales

Digital + LT Beneficios$3.990/mes por 3 meses SUSCRÍBETE