Opinión

Nadie pierde, todos por Kast, y Boric...

Boric no fue tan malo. No sé si leo los mismos periódicos que el resto de los chilenos, pero lo que viene vendiéndose como “noticia” desde el domingo es de no creer. Se insiste en el cuento con final feliz de que los comicios resultaron tan impecables que Chile fue el que ganó. ¿Qué mejor ejemplo que dos presidentes, hablando por teléfonos fijos como en los viejos tiempos, dejaran a un lado sus animosidades habituales y se reconciliaran? Después de todo, somos todos chilenos. A su vez, Jara, en su discurso del domingo, no parecía comunista, aun cuando venía volviéndose de nuevo en las últimas semanas, tras dejar de ser “socialdemócrata”. Kast, por su parte, “ha aprendido mucho”: se ha vuelto “pragmático”; ya no sería un “ultrón” ni fascista.

¿Unidad nacional para disimular fracasos y seguir ninguneando a Kast con condescendencia? Es sabido que los detractores más encarnizados del ahora presidente electo provienen de la derecha. De ahí que algunos en ese sector digan preferir al Kast “no traidor” (Miguel) y a Jaime Guzmán, “un pragmático auténtico”; ellos dos, winners. A este Kast, en cambio, sólo le importa el “voto útil”. Pero, si fueran necesarios, estarán a su disposición; sienten que “domesticaron” a Boric y, desde ya, se preparan para cuando vuelva a ser presidente.

Lo que es en la ex-Concertación son tantos los fracasos desde que quedaron fuera, cuando Piñera ganó por primera vez, que no les queda más alternativa que relativizar. Según Carolina Tohá, experta en palizas, sólo superada por Matthei: “no hay que olvidar que triunfos y derrotas no son lo que parecen a primera vista”. Coincidente con Eugenio Tironi y esa perla suya: “La derrota del oficialismo fue severa, mas no humillante” (¿pese al casi 60-40?). Para luego agregar, en onda de autoayuda: Kast hace bien al abrazar a Boric y disculparlo; es un hermano y somos buenos cristianos. Mientras que en el Frente Amplio no atinan sino a repetir, fanáticos, “dejamos un país mejor que el que recibimos”. Y según Carlos Huneeus (que de Alberto Larraín ya se olvidó): “el gobierno de Boric merece un 4,5; no fue un desastre”; Kast era deplorable cuando tenía “malos amigos” (Bukele, Orbán, Milei y Trump), pero ahora celebra que vaya en la dirección de Meloni, la neofascista. En Chile, los cientistas políticos son tan dudosos como los políticos.

También hay quienes proyectan en otros sus propios defectos. Miren qué decir, como hace Fernando Atria, que Kast no va a terminar bien porque este país se ha ido a la cresta “desde la campaña del Rechazo de 2022” y, peor aún, la derecha autoritaria se ha empecinado en una estrategia de tierra arrasada, optando por ventajas inmediatas “al precio de destruir el territorio propio”. Es decir, Kast va a terminar tan sin remedio como el propio Atria ahora. Qué gente más sin vergüenzas.

Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador

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