SEÑOR DIRECTOR

Los humanos tenemos el privilegio de imaginar. De aquellas representaciones mentales del imaginario, nacen las artes.

Desde zonas profundas e ignotas surgen imágenes musicales, visuales y narrativas, que reflejan quienes somos. Esto permite observarnos (otro privilegio de la especie) y así corregir nuestros cauces.

Cuando el imaginar se dificulta, estancamos nuestras vidas en un cotidiano de actos repetitivos que van perdiendo sentido. Nos enfermamos como cuerpo social.

Dirán algunos que, si las artes son tan connaturales a la especie, y ya que siempre han existido, seguirán existiendo y el cuerpo social sabrá sanarse solo.

Los artistas nos sentimos responsables de la sociedad y sabemos que aquella que da la espalda a las artes, se retrata a sí misma como una sociedad reducida a un conglomerado insensible y necio.

El Estado responsable no debe desincentivar la creatividad, sino que debe alentarla, invirtiendo en un quehacer que redundará en una mejor vida para todos.

A su vez, las artes surgen también de nuestro entorno, creando identidades que dan existencia tanto a mundos nuevos como a recrear épocas, países, costumbres, personas. Valparaíso no sería Patrimonio de la Humanidad sin las obras poéticas y visuales que nos hacen verlo de un modo especial.

La imaginación volcada en el arte lo puede todo: convierte el entorno en protagonista y el protagonista en entorno, procesa la memoria, visibiliza el alma de todo lo existente.

Las artes son un bien público, una práctica social indispensable que se debe estimular con recursos sin tener que desvestir un santo para vestir otro, sin castigar instituciones que ahora pertenecen a todos, gracias a su esfuerzo y buena conducción. Estas entidades, en vez de ser restringidas, deben ser vinculadas cada vez con mayor fuerza a la educación y al desarrollo del país.

No perdamos la esperanza. Y como decía Nemesio Antúnez: "Ojo con el Arte".

Héctor Noguera Illanes

Premio Nacional de Artes de la Representación 2015