Erradicando a la machista: A ella le falta sexo
Tengo incorporada la frase “A esta mina le falta vitamina P” desde hace mucho tiempo. No recuerdo la primera vez que la escuché, pero con mis amigas de la universidad solíamos decir esto cada vez que nos referíamos a una mujer pesada o amargada. Incluso a veces a alguna más nerd o mojigata.
En tono de broma –porque nos reíamos de eso– decíamos:
“¿Sabes lo que le falta a esta mina?”
“Vitamina P”, respondíamos las otras, casi por inercia.
Esa P, era por el pene. Y a eso nos referíamos, a que esa mujer no era feliz o resuelta porque no tenía un hombre con quien tener sexo.
Y no éramos las únicas que lo decíamos. De hecho en la página web diccionariochileno.cl –un sitio de modismos chilenos– la definición de la frase “Le falta pico” es: se dice de la mujer que anda de mal humor. Algo que jamás he escuchado de los hombres. Nunca he visto que a aquellos que están de mal humor les digan que necesitan tener sexo con una mujer para que se les pase, ni menos que se haga referencia a los genitales femeninos. Incluso creo que ellos tienen más naturalizado el satisfacer su falta de sexo a través de la masturbación. Es decir, nosotras necesitamos de los hombres, ellos se necesitan a ellos mismos.
No me cuestioné esto hasta hace un tiempo, que me encontré con un texto que hablaba de este tema. En él, la autora analiza la importancia que se le ha dado culturalmente a los genitales masculinos. Los hombres históricamente se han vanagloriado de su miembro, hablan de él, compiten por quien lo tiene más grande e incluso creen que con él le pueden cambiar el ánimo de una mujer. Nosotras, en cambio, no mencionamos el nuestro, lo tocamos poco y jamás le hemos dado la importancia que ellos sí. Esto obviamente es el fiel reflejo de una sociedad patriarcal y machista, porque lo fuerte de esta frase es que no hace referencia al sexo únicamente, eso no sería problema, es más, creo que está súper bien que las personas pensemos que el sexo nos hace bien y nos ayuda a andar más felices por la vida. El problema es que esta frase, una vez más, esconde un sesgo machista porque estamos planteando la idea de que a la mujer la calma un hombre.
Y es más grave porque la decimos todos y todas. Porque incluso las mujeres nos hemos convencido de que el sexo con un hombre, es decir, la penetración, es lo que necesitamos para sentir placer. Y no tengo nada contra el sexo con un hombre, no tiene que ver con eso. Tiene que ver con una cultura falocéntrica. El artículo que comenté anteriormente y que me abrió los ojos respecto de este tema decía que el término falocentrismo hace referencia a un sistema de relaciones de poder que promueven y perpetúan el falo como el símbolo trascendental del empoderamiento. Y en lo cotidiano así lo vemos. La falta de pene es una ofensa para mujeres y para hombres, sin embargo, a ellos no se les dice que les falta una vagina.
Desde que nacemos nos enseñan que lo deseable, aquello que resulta imprescindible, queda al lado de lo masculino. Ellos son fuertes, grandes, potentes, como también tiene que ser su órgano sexual. Parece que la teoría freudiana ha operado con fuerza en nuestras cabezas, pero Sigmund Freud y su método del psicoanálisis han soportado muy mal el paso del tiempo. Por eso ahora, y aprovechando la ola feminista que tuvimos la suerte de vivir, deberíamos terminar con el culto al pene tan característico de nuestra cultura. Dejemos de pensar que necesitamos uno para ser felices. Vivamos el sexo con placer, pero sin la atadura de depender de otro para sentirlo. Y por último, entendamos que las mujeres muchas veces tenemos razones para estar de mal genio, pensar que es falta de sexo o que son nuestras hormonas no hace más que seguir mirándonos como seres serviles y no pensantes.
Tamara Correa tiene 39 años y es psicóloga.
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