Paula

Mi mascota y yo: un compañero de vida, y de trabajo

Loki ya es uno más en la oficina donde trabaja Mitchel. Además de ser su compañía y apoyo en el día a día, hace más de un año que comparten también la vida laboral.

Fotos: Alejandra González

Mitchel recuerda perfectamente la primera vez que llevó a Loki a la oficina. Un día, en pleno horario laboral, recibió una llamada del conserje de su oficina: “tu perro se está paseando por la plaza del edificio”. Tuvo que dejar lo que estaba haciendo para ir a solucionar lo que había pasado. Cuando iba camino a su casa, tratando de entender el por qué, recordó que el día anterior su mascota había estado con problemas estomacales, y a Loki no le gustaba hacer sus necesidades dentro de la casa.

“Cuando llegué a la casa vi que no se me había quedado la puerta abierta, sino que el perro se lanzó por la ventana”, cuenta. Mitchel vive en el segundo piso del edificio y abajo hay muchos arbustos, entonces al perro no le pasó nada, pero las matas de pelo que quedaron en los arbustos confirmó su teoría. Desde ese día, Loki es el nuevo integrante de la oficina.

Mitchel Jiménez trabaja desde hace cuatro años en Kredito, una startup que empezó el año 2019. Desde sus inicios, la oficina ha sido siempre pet friendly, aunque Loki es el primero en aprovechar el beneficio. “Como todo el mundo es relativamente joven, la gente no se molesta tanto. Hay personas que no están acostumbradas entonces no les gusta que los fastidie, pero no les molesta que esté en la oficina”, explica.

Además, pese a su obsesión con pedir comida, Loki es un perro tranquilo que está pegado a su dueño todo el día. “Si estoy cerca del sillón, se acuesta en el sillón. Si estoy sentado, se acuesta detrás de mi silla. Si voy a reunión, abro la puerta y entra. Me espera hasta afuera del baño, me delata”, relata Mitchel.

Ya tienen su rutina, paseos en la mañana, en la hora de almuerzo y en la tarde, además de las interacciones con los otros integrantes de la oficina. “Loki tiene algo muy especial que es que, a donde llega, la gente lo ama. Es interesante, o sea a mí me parece curioso, porque desde que lo tengo empecé a conocer gente en la calle. La gente me conoce por él”.

Pero Loki no es solo su compañero de trabajo, también es su compañero de vida. Mitchel se vino a estudiar de Venezuela a Chile hace más de 10 años y en Chile solo tiene a dos personas de su familia. Durante los primeros años se sintió solo y, aunque tenía un compañero de departamento, no era lo mismo. “Loki fue más que todo una compañía. Ha sido mi apoyo en momentos donde no tenía nadie. En momentos de dolor, problemas o conflictos, y cosas buenas también”, expresa Mitchel.

Ahora, son una dupla. A pesar de que Loki se puede quedar solo, Mitchel decide llevarlo a todos los lugares que puede. “Mis amigos saben que si voy yo a sus casas, va Loki. Yo pienso, si lo puedo llevar y puedo estar con él, ¿por qué lo voy a dejar en la casa?”.

Por este cariño infinito que siente hacia su perro, Mitchel quiso inmortalizar a Loki con un tatuaje realista en toda la pantorrilla. “Me lo quise hacer en ese lugar en particular porque es como si fuese las piernas, nuestro apoyo. Loki para mí es mi apoyo, entonces me pareció un buen lugar para hacerlo”, explica. “La mayoría de la gente se hace los tatuajes cuando el perro se muere, pero yo dije ‘no, yo lo quiero celebrar cuando está vivo’”, concluye Mitchel.

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