Negocios: El trabajólico y el filántropo
No sólo el estilo de sus compañías diferenció a Steve Jobs y Bill Gates. También lo que decidieron hacer con su fortuna y con el ocaso de sus propias existencias.
Steve Jobs y Bill Gates son dos nombres infaltables a la hora de escribir la historia de la radical transformación de nuestra sociedad desde una analógica a otra digital. Sus personalidades opuestas y su rivalidad hacen la comparación irresistible, por muy poco original que sea.
Con estilos muy diferentes, la genialidad y el tesón de ambos son innegables. Pero el contraste entre ambos personajes no se limita a la cultura que imprimieron a sus empresas; incluye la muy distinta manera que cada uno de ellos escogió para abordar el ocaso de sus vidas y su estrategia para trascender. Jobs retuvo el timón de su empresa hasta el último día que su salud se lo permitió. Su nula participación en obras filantrópicas -que es toda una tradición en la cultura estadounidense- le valió duras críticas de diversos sectores. Saliendo en su defensa, su amigo Bono dijo que el gran legado de Jobs serían su compañía y su familia (“cualquier otra cosa sería una mera distracción”).
El camino adoptado por Gates no pudo ser más disímil. El año 2008 dejó la dirección ejecutiva de su empresa para dedicarse por entero a la filantropía. “Mi vida cambió cuando con Belinda vimos en un periódico un gráfico de las muertes de niños por enfermedades infecciosas”, confesó en un programa reciente de la BBC en el cual se declaró un “optimista impaciente”. El 2010, él y su mujer sorprendieron al mundo con el anuncio de que sólo una minúscula fracción de la fortuna familiar, estimada en más de 50 mil millones de dólares, sería dejada como herencia a sus hijos, mientras que el resto iría a obras de caridad, en particular a una cruzada para erradicar enfermedades que en Occidente creemos superadas, pero que todavía azotan a millones de personas en India y África. En esta decisión son dos los fenómenos que mueven a la reflexión: el enorme porcentaje de su dinero destinado a servir a los más pobres y el gesto para con sus hijos. “No es fácil definir la cantidad de dinero que les permitirá mantener la necesidad de trabajar y que a la vez los haga sentirse suficientemente queridos y resguardados”, confesó Gates en otra entrevista. Se estima en más de seis millones los niños africanos que no estarían vivos hoy, de no haber sido por el plan de vacunación masiva que ha financiado su fundación.
Más allá de la contribución de estos dos gigantes del emprendimiento a la creación de valor económico y al cambio cultural en nuestra era, hay interesantes lecciones que sacar de la dispar manera como cada uno de ellos enfrentó el desafío de envejecer y la responsabilidad de ser dueño de tanto poder y tanta fortuna. ¿Qué habría hecho usted en el lugar de ellos? ¿Con cuál se siente más identificado?
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