Él dijo, ella dijo

SEÑOR DIRECTOR:
Recientemente, el candidato republicano José Antonio Kast propuso “invitar” a los extranjeros indocumentados a salir del país, ofreciendo cooperar con el pago de su traslado. Sin entrar a discutir directamente esta política migratoria, quisiera reflexionar sobre las posiciones del habla y cómo estas determinan tanto lo que cada persona puede hacer con sus palabras como la forma en que estas son recibidas.
Al decir que “va a invitar”, Kast apela a una posición de autoridad implícita, similar a cuando un jefe “invita” a alguien a guardar silencio: todos entienden que no se trata de una invitación, sino de una orden. El mensaje es claro para quienes buscan un gobierno más autoritario —una preferencia que, según la encuesta CEP, ha ido en aumento frente a perspectivas más democráticas.
Ahora bien, si esta misma propuesta hubiera sido expresada por una candidata, difícilmente habría tenido la misma recepción. Lo más probable es que se cuestionara su ingenuidad o se interpretara literalmente como una invitación sin fuerza real. Filósofos y filósofas contemporáneos del lenguaje han demostrado cómo una mujer directiva que da una orden —teniendo la autoridad formal y estando en el contexto correcto— puede ver su acto de habla reinterpretado como un mero consejo, algo que no ocurre cuando quien habla es un hombre en la misma posición.
Vale la pena preguntarse qué significa “invitar” en este contexto y cómo esperamos que sea comprendido por distintos sectores. El lenguaje político nunca es neutro, y las palabras adquieren significados distintos según quién las pronuncie.
Miriam Jerade
FAL, Universidad Adolfo Ibáñez
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
4.


















