“Eran como los Rolling Stones”: la carta del periodista Sergio Marchi a Marciano Cantero de Enanitos Verdes

El periodista y autor de libros sobre figuras fundamentales como Luis Alberto Spinetta, Charly García y los Beatles, dedicó un sentido texto al fallecido líder de la afamada banda trasandina.


Reconocido por sus trabajos sobre figuras fundamentales del rock argentino, el periodista Sergio Marchi cultivó una amistad con el fallecido Marciano Cantero, líder de Los Enanitos Verdes, en la época en que las bandas de allende Los Andes se imponían en las listas y en las preferencias del público latinoamericano, entre otras cosas, gracias a la plataforma que les ofreció el Festival de Viña.

En un texto para Clarín, Marchi se explayó sobre el impacto del grupo. “Ya me había llamado la atención el dato de que Lamento Boliviano es la canción más escuchada del rock argentino mediante streaming y que supera por unos cientos de miles de reproducciones a la que yo creí imbatible: De música ligera de Soda Stereo. Bueno, vaya sorpresa, dentro del rock argentino Enanitos Verdes es el grupo con más reproducciones en Spotify”.

Marchi defiende el talento de Cantero, a su juicio, subvalorado. “No hay artículos que hablen de las inmensas virtudes de Marciano como cantante, transmisor de emociones simples, nunca burdas, rara vez exageradas; tampoco se pueden leer párrafos sobre su enorme capacidad como bajista, con una solidez bien aprendida de su maestro, Paul McCartney, porque si había algo que le gustaba eran los Beatles.”

“No han surgido análisis sobre las grandes canciones que brotaron de su pluma (y la de Felipe Staiti también). ¿Será que la simpleza no cotiza en la bolsa de los críticos? ¿O es que nunca fueron fashion?”.

“Tuvieron virtudes superiores: los Enanitos Verdes fueron titanes de la humildad, genios de la simpleza, gigantescos mamíferos trabajadores que construyeron una de las carreras más peculiares y exitosas de la Argentina. Hasta hace pocos meses tocaron en Estados Unidos, retomando la actividad después de la pandemia, un circuito que vienen trabajando desde hace décadas, al igual que todo el territorio latinoamericano”, agrega.

Y por supuesto, no todo fue fácil para ellos. “Sin embargo, en Buenos Aires siempre les ha costado llenar siquiera un teatro, a tal punto que decidieron olvidarse y seguir su carrera sin vanidades ni rencores. Trabajando como obreros del pentagrama, siempre con la alegría de tocar para la gente y un perfil bajo aun convocando multitudes fuera del país”.

De gira con Cantero

Como William Miller en Casi Famosos, Marchi pudo acompañar a la banda en la carretera. “Recuerdo mi sorpresa cuando después de un show en el Festival de La Falda, me invitaron a seguir de gira con ellos. Sin protocolos ni ceremonias, de buena onda y con cariño me subieron al micro y me llevaron a un show en San Juan, donde cuatro mil personas enloquecían con sus canciones que, en ese entonces, sonaban por la radio: La muralla verde, Por el resto, Simulacro de tensión, Tus viejas cartas, Te vi en un tren o Aun sigo cantando”.

“Eran como los Rolling Stones: comprobé la histeria de provincias corporizada en el intento de asedio al tímido camarín que los cobijaba. Más tranquilo fue el paso por San Rafael, donde jugaban de locales, condición que a una banda la pone en situación de cierta igualdad con sus fans. No vaya a ser cosa que se la crean. Y eso que tenían con qué. Aún no había llegado el tsunami que se configuró con Lamento Boliviano y esa estrofa que tanto le gusta repetir a la gente: ‘Y yo estoy aquí/ borracho y loco’”.

Según Marchi, la clave del grupo estaba en su núcleo. “Más allá de las distintas idiosincrasias personales, fue la firme sociedad entre Marciano y Felipe, ese tremendo guitarrista, una suerte de Steve Vai cuyano, la que sostuvo a Enanitos Verdes durante más de 40 años. Fueron un matrimonio abierto que le permitió a Marciano tener sus discos solistas y a Felipe sostener un trío y escribir sus cuentos”.

“Cuando Daniel Píccolo decidió que había tenido suficiente unos quince años atrás, pudieron llamar a uno de los mejores bateristas argentinos: Jota Morelli, que se sumó a ellos con júbilo y configuró un nuevo capítulo en una historia que se parece un poco a la de Tom Petty & The Heartbreakers”.

“Porque Enanitos Verdes ha sido una banda fundada en la hermandad y en un repertorio pop-rock, muy subestimado en Argentina, pero muy valorado en el resto de Latinoamérica. Petty sumó a Steve Ferrone, que dejó su rentable carrera de sesionista, y los Enanos se agenciaron a Morelli”.

“Y hablando de Tus viejas cartas, me encuentro revolviendo mails y encuentro uno de Marciano, que me escribió en 2010 para contarme que había conocido a Carl Thompson, un legendario luthier que se hizo famoso por los bajos que fabricó para Les Claypool de Mud, “que me va a fabricar un bajo especial para mí, porque necesito instrumentos livianos por esa cosita que tuve en el hombro’”.

“Estaba tan contento Marciano de haber visitado su taller en Brooklyn, de haber compartido una cena con él y que hubiera ido a ver a Enanitos Verdes, que necesitaba contárselo a alguien y tuve ese privilegio.

“Ahora soy yo el que necesita escribirle. Y de alguna manera, sé que esta carta le va a llegar”.

Publicado en Clarín, el 9 de septiembre.

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