Los tres errores que explican el desmoronamiento de Laila Roth en Viña

Foto: Dedvi Missene.

La comediante argentina contó chistes demasiado largos y sin remate, un pecado para el paladar nacional; además, nunca logró dominar su nerviosismo.


*Chistes muy largos y sin remate

Al chileno le gusta el chiste corto. Lo dijo el mismo Luis Slimming en su triunfal rutina reciente en el Festival de Olmué. Lo repitió durante años uno de los monarcas del tema, el mismísimo Álvaro Salas.

Si bien el formato del chiste standupero no es exactamente igual al que hacían los viejos comediantes, la esencia es la misma. En ese sentido, el principal pecado que cometió la argentina Laila Roth en su presentación fue la extensión de sus historias.

Un chiste muy largo sobre un inodoro, y al final un chiste inentendible sobre un enamorado cuando tenía quince años y había quedado ciega, nunca lograron encajar. Además, a todos ellos les faltaba remate, chispa, gracia, parecían relatados con apuro y esperando que se acabara luego la “tortura” de estar en ese escenario.

*Nerviosismo

Si bien fue mucho más notorio al comienzo, el nerviosismo fue una constante sombra que nunca se alejó de Roth. Complejo de entender, tratándose de una comediante con recorrido (que incluso ha sido protagonista de dos capítulos de Comedy Central Latinoamérica).

Si bien a los 10 minutos lanzó un confesional “estaba nerviosa”, y parecía que el fantasma se alejaba, lo cierto es que la santafesina nunca terminó de sentirse cómoda en el escenario de la Quinta. Lo suyo, más bien es para escenarios chicos, más íntimos. Fueron los nervios los que hicieron que se fuese enredando, y que hacia el final la rutina se hiciera inentendible, con el resultado de que tirara la toalla y no continuara su presentación.

Su respiración y su acento acelerado simplemente la delataron. El público, percibiendo ese estado, la intentó acompañar, entender y escuchar, respetándola, pero con un Monstruo más empujado por la buena voluntad que por otros factores.

Corrió a su favor que el público de Camilo -que la antecedió- fuera infantil y familiar. En cualquier otra noche, habría sido devorada con pifias mayores.

Dedvi Missene.

*Poco graciosa

Roth es encantadora, sí. Liviana de sangre, diríamos, pero no es una persona graciosa. Hay chistes que sencillamente no tenían cómo funcionar. Por ejemplo, el sueño con Ricky Martin. Un chiste que tenía dos elementos que conjugaban bien: algo de morbo y un ícono pop, pero el remate, el puertorriqueño pidiéndole dinero, no fue narrado de la mejor manera. Le salió plano y sin gracia. No da lo mismo quién cuenta un chiste, definitivamente.

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