
La palabra de los villanos de Baby Bandito 2: “La serie es una metáfora de cómo funciona el mundo”
Amparo Noguera, Marcelo Alonso y Simón Pesutic encarnan a los personajes a los que Kevin (Nicolás Contreras) debe confrontar en la segunda temporada de la producción nacional, que debutó ayer en Netflix. Los tres hablan con Culto sobre las lecturas que extraen de los nuevos episodios y la expansión de la historia de Los Carniceros. “Es una familia que está cortada con la misma tijera”, aseguran.

Baby Bandito volvió este miércoles a Netflix y volvió con cambios. Una de las grandes variaciones de la popular serie chilena es la expansión del mundo de Los Carniceros, la banda criminal con la que Kevin Tapia (Nicolás Contreras) se cruzó en un inicio. Encabezados por Amador Robles (Mauricio Pesutic), su magullado patriarca, se deben rearmar tras las bajas que sufrieron durante los violentos hechos de la primera temporada.
“Es una familia que claramente está cortada con la misma tijera y es mucho más grande de lo que nos imaginamos”, afirma Amparo Noguera, cuyo personaje, Natalia Robles, esconde el millonario botín bajo siete llaves y debe defender con uñas y dientes su rol al interior del clan.

La actriz adelanta: “Aparecen madres nuevas, padres nuevos, hermanos nuevos, y todos están bastante tocados, por decirlo de una manera elegante. Están todos bastante tocados por la vida o por la ambición, no se sabe”.
La principal adición de la familia es Axel (Simón Pesutic), un misterioso hermano de Natalia y del fallecido Gabriel (Mario Horton). Más experimentado de lo que sugiere su edad, rivaliza con Kevin por más de un motivo.
“Los villanos tienen algo entretenido, te permiten jugar mucho más y generalmente accionan cosas, rompen –asegura el actor–. Por lo tanto, es muy atractivo interpretarlos desde ese lugar, porque sabes que las acciones que toman finalmente cambian el curso de la historia. En el último tiempo me ha tocado hacer varios villanos y los encuentro muy entretenidos”.
Desde su óptica, Baby Bandito “finalmente es una serie llena de villanos. No hay un gran villano, sobre todo en esta segunda temporada, que es muy coral, más que la primera. Hay villanos más grandes que yo”.

Con Julio Jorquera nuevamente como director general, la ficción aumenta la apuesta, con una entrega que se interna en nuevos rincones de Santiago y propone un plan de mayor arriesgado. Esta vez el objetivo de Kevin y compañía consiste en robar el millonario botín oculto en el Hipódromo Nacional, con el propósito de salvar la vida de su mamá (Mariana Loyola).
“Hay un ritmo que la gente ya conoce y la gente que no la conoce también puede meterse en una historia nueva”, advierte Noguera. Por su parte, Marcelo Alonso, quien vuelve como el Ruso, valora la capacidad de la producción para ejecutar su propuesta con firmeza. “Una de las cosas bonitas de la serie es que nosotros los chilenos siempre somos tan contemplativos, y meterse en un formato de acción implica una determinada cantidad de reglas, que creo que se respetan muy bien. Se deja de ver muy bien. Respeta su naturaleza, y yo la encuentro entretenidisima”.
“Para mí fue un desafío muy entretenido. Ya tenía un elenco muy potente, con un ritmo y una manera de entender el trabajo, porque ya habían trabajado con Julio (Jorquera) en la primera temporada y conocían su mano. Yo me empecé a incorporar de a poco. Para eso fue fundamental el trabajo de los tres directores y de mis compañeros”, señala Pesutic, quien destaca: “Es una historia muy dinámica y que te tiene todo el tiempo al borde de la silla”.

Respecto a interpretar una relación padre-hijo con su propio progenitor, responde escuetamente: “Fue una experiencia muy bonita. De esa manera podría definirla”.
La violencia y el robo
El Ruso fue la gran némesis del protagonista en el primer ciclo. Como se aprecia al inicio de la nueva temporada, cumple condena en una cárcel que está a punto de estallar. Pronto, en medio de un baño de sangre, sale de prisión con el propósito de cobrar venganza.
Marcelo Alonso cuenta que esta entrega le pareció “muy violenta”, pero que la digirió de mejor modo al terminar de leer todos los episodios. De hecho, construyó al personaje en torno a su última escena en el segundo ciclo. Para él, esa secuencia “explica la serie completa, incluyendo la primera temporada”.
El actor comparte una reflexión que trasciende Baby Bandito: “Siempre en los medios audiovisuales se habla de que, por ejemplo, los países nórdicos hacen excelentes policiales, los argentinos hacen thrillers políticos, los mexicanos y los colombianos hacen series de narco, y los chilenos siempre nos preguntamos cuál es el tema chileno. Puras preguntas que finalmente se responden con el robo. Somos un país en donde el robo ocupa un lugar muy profundo en la identidad nacional. El lanza internacional, las bandas robando en Estados Unidos, la frase ‘si ve a un chileno robando, déjelo, es su cultura’... Creo que en el robo hay un concepto interesante a investigar audiovisualmente. Mucha vergüenza nos dará como chilenos, como vergüenza o lata les dará a los colombianos hablar del narco y tener a Pablo Escobar”.

Desde su perspectiva, “la serie es una metáfora de cómo funciona el mundo. Alguien la puede encontrar muy violenta, pero el mundo es diez veces más violento. Encuentro muy interesante sobre todo que esté diseñada especialmente para gente joven. Creo que es un gran y exquisito tarro de manjar, que al fondo también tiene un papelito con un texto”.
Y concluye: “Así como que no quiere la cosa, nos hemos encontrado con que pulsa varios temas interesantes. No es sólo una serie de robos. Tiene que ver mucho con la actitud con respecto al otro”.
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