César Valenzuela, convencional PS: “Será muy determinante lo que vaya a decir el expresidente Lagos, él le habla a un sector que ha mostrado reticencia con la nueva Constitución”

Foto: Andres Perez

En la recta final de la Convención, el militante socialista reconoce que están expectantes a la postura que fije el exmandatario de cara al plebiscito de septiembre. "Le haría muy bien al Apruebo que el expresidente Lagos optara por esa opción", asegura, agregando que también "sería una noticia positiva" la participación activa de la expresidenta Bachelet. Esto porque, a su juicio, la propuesta de nueva Constitución "se juega el proyecto político del socialismo chileno".


Con el trabajo de las comisiones finalizado, y a 12 días del término del proceso constituyente, el convencional socialista César Valenzuela hace frente a las críticas que han surgido desde su propio partido y desde la DC a la propuesta de texto constitucional. Sin bien espera que sus elementos esenciales perduren en el tiempo, afirma que respetará las reformas que apruebe la ciudadanía vía referéndum, incluso, si nacen del actual Congreso.

Además, identifica que la nueva presidenta del PS, Paulina Vodanovic, trae un segundo tiempo para el Colectivo Socialista, debido a que, según dice, existían inconvenientes respecto a la posición que tenían los senadores socialistas con la de los convencionales. “(Los parlamentarios) nos ponían en una situación estratégica, de negociación, más complicada, ante la legítima duda de si nosotros actuábamos con completa autonomía”, dice.

Con el quorum aprobado en el pleno, ¿tiene más cerrojos la nueva Constitución que la actual, como sugirió la senadora Ximena Rincón?

No comparto con la senadora, porque esta nueva Constitución incorpora mecanismos de participación directa de la ciudadanía: los referéndums ratificatorios. Nadie podría decir que es más fácil o más difícil cambiar esta nueva Constitución. De lo que sí hay coincidencia es que los cambios a esta Constitución van a ser muchísimo más democráticos que la actual.

Confía que, en caso de ser aprobada, ¿la Constitución tendrá una larga vida?

Si tenemos una Constitución que tiene una vigencia de cuatro años, evidentemente hubo un problema. Pero proyectar que esta va a ser la Constitución de los próximos 50 años es un poquitito apresurado. Sus elementos esenciales yo espero que perduren a lo largo de la historia del país.

Si tuviese cambios sustanciales en los próximos cuatro años, ¿sería un fracaso para la Convención?

Yo esperaría que en el proceso de transición los cambios sustanciales no provinieran solamente del Legislativo. Por eso está esta disposición que señala que tiene que convocarse un referéndum ratificatorio. Si la ciudadanía estima que la nueva Constitución necesita cambios sustantivos, bueno, el pueblo es el soberano.

La rigidez del quorum de reforma es el argumento que la derecha está usando ahora en contra del proyecto de nueva Constitución. Dicen que hay un nuevo cerrojo. ¿Le preocupa?

Me preocupa poco lo que hoy día está haciendo la derecha, porque su campaña ha sido tan mala. En un primer momento les rindió frutos esto de mentir, de generar la campaña del terror, pero ya no es creíble. Partieron con que se iban a estudiar los fondos, después que la casa no iba a ser propia, hoy día que no se va a poder reformar. La gente ya no les cree, esa es la verdad.

Aunque en CNN dijo que aprobará sin vacilaciones, la nueva presidenta del PS reconoció que ella no estaba de acuerdo con la eliminación del Senado. ¿Cómo se lo toma?

Nadie puede esperar estar de acuerdo con todas las disposiciones del texto. Las constituciones no se hacen a la medida de las personas. Me parece que es absolutamente legítimo que la presidenta del PS hubiese preferido mantener el Senado, pero eso no nos puede nublar.

Con Vodanovic a la cabeza de la bancada, ¿cambian las relaciones entre los convencionales del colectivo y el partido?

Yo siempre he tenido una muy buena relación con ambas dirigencias, tanto con el senador Elizalde como con Vodanovic. Ahora, evidentemente esta dirección, al no ser parte directamente del Senado, facilita un poco las cosas, porque sin lugar a dudas existían inconvenientes respecto a la posición que tenían los senadores socialistas con la posición que tomaron los convencionales socialistas (...). No sé si es a propósito de Vodanovic, pero el PS inicia un nuevo ciclo condicionado por lo que vaya a ocurrir el 4 de septiembre. Lo que plantea la nueva Constitución es lo que los socialistas han señalado que debe ocurrir en el país en los últimos 30 años. De alguna u otra forma, se juega el proyecto político del socialismo chileno en el plebiscito.

¿Qué va a ser del PS si gana el Rechazo?

Sería una derrota política y cultural importante. Pero yo estoy convencido que vamos a ganar.

¿Cree que la diferencia entre el Apruebo y el Rechazo va a ser estrecha o va a ser por un amplio margen?

Yo no me creo Sergio Melnick, pero tengo la sensación de que el triunfo del Apruebo va a ser más holgado de lo que se espera.

La presidenta del partido también dijo que ella espera que Bachelet cumpla un rol en el plebiscito y que Lagos se pronuncie por el Apruebo. ¿Le gustaría que eso pase?

Sería una noticia positiva para el Apruebo la participación activa de la presidenta Bachelet. No sé si sus tiempos lo van a permitir, pero sin lugar a dudas su figura es trascendental. Será muy determinante lo que vaya a hacer y decir el expresidente Lagos, él le habla justamente a un sector que ha mostrado más bien reticencia con este proyecto de nueva Constitución.

¿Le habla a los indecisos?

Sí, yo creo que sí. A mí desde luego que me encantaría que el expresidente Lagos se sumara también a esta tarea. Yo creo que él en su calidad de expresidente, pero además su tonelaje intelectual, yo creo que es muy relevante el mensaje que puedan entregar para un número importante de indecisos.

¿Beneficiaría al Rechazo que no se pronuncie?

Lo pondría en positivo. Yo creo que le haría muy bien al Apruebo que el Presidente Lagos optara por esa opción. Yo dudo que un personaje político de la envergadura de Ricardo Lagos vaya a permanecer neutro frente a la decisión política más importante de las últimas décadas, yo creo que eso no va a pasar.

¿La postura que tomó con respecto a no asistir a la ceremonia de cierre no marca una distancia con el proceso constituyente?

Hay que distinguir. Una cosa es el proceso y otra cosa es el texto. Aquí yo creo que no hay dobles interpretaciones. O permanecemos con la Constitución medular de lo que planteó la dictadura o lo superamos. Ante esa disyuntiva, yo creo que el Presidente va a tomar una decisión.

¿El partido se ha acercado al expresidente para instarlo a manifestar su decisión?

Desconozco. Yo al menos no he conversado con él.

La semana pasada el senador Espinoza dijo que el ministro Jackson se ha preocupado de la destrucción de las instituciones democráticas. No es un ataque directo, pero sí pasa a llevar a la Convención. ¿Cómo se lo toma?

El senador Espinoza ha errado en su actuar. Es suave lo que le dijo a Jackson respecto a lo que ha manifestado de nuestros propios compañeros convencionales, como Álvarez y Vargas. Espero que enmiende el rumbo.

¿Perjudica al Apruebo que los senadores del PS emitan este tipo de declaraciones?

No, yo creo que no. Pero evidentemente Espinoza es una figura política importante de la Región de Los Lagos. Lo que yo espero es que él utilice ese capital político justamente en consolidar la gran transformación política que va a experimentar Chile. Pero nos pone a nosotros en una situación bien compleja.

¿Por qué?

En vez de ayudar a la conversación, las críticas que se hacían desde la bancada de senadores evidentemente que hacían perder poder de negociación a lo que hacíamos los convencionales socialistas acá adentro. Fue una muy mala jugada que se hizo desde la bancada.

Varios colectivos atribuyen que se hayan caído acuerdos a último momento justamente por las intervenciones de los parlamentarios del partido.

Aquí hay una falsa idea de lo que son los partidos políticos. El Partido Socialista es especialmente un partido complejo, es un partido desordenado, por así decirlo. Ninguna norma se cayó porque una bancada determinada haya señalado una posición contraria. Nosotros nunca rompimos un acuerdo, no todos pueden decir lo mismo (...). Nos ponían en una situación estratégica, de negociación, más complicada, ante la legítima duda de si nosotros actuábamos con completa autonomía o no.

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