Kast y candidatura de Bachelet a la ONU
Hay una cierta mezquindad cuando el Presidente electo, aprovechando su inmejorable posición actual, evita comprometer un respaldo explícito a la candidatura de la expresidenta Bachelet.

El Presidente electo José Antonio Kast sostuvo un encuentro reservado con la expresidenta Michelle Bachelet, donde entre otros puntos se abordó su candidatura al cargo de secretaria general de Naciones Unidas, postulación que fue anunciada por el Presidente Gabriel Boric en septiembre pasado, en el marco de la última Asamblea General del organismo. Al término del encuentro Kast resaltó las cualidades personales de la expresidenta y su vasta experiencia en diversos ámbitos, pero a la vez señaló que no volverá a referirse al tema sino una vez que asuma como jefe de Estado. Anteriormente Kast se había referido a la postulación de Bachelet, planteando que antes de adoptar una postura se debe evaluar el escenario internacional para garantizar el éxito de la candidatura.
El hecho de que Kast diera señales de que podría respaldar la candidatura de Bachelet ha sido objeto de críticas en su propio sector político. Es así como algunos parlamentarios de Republicanos -tienda a la cual pertenece el Presidente electo- así como de la UDI han cuestionado un eventual apoyo, haciendo ver que ello no corresponde atendido el mal gobierno que hizo, así como por sus visiones ideológicas.
Si bien Kast no ha cerrado la puerta a la candidatura de Bachelet, lo que se habría esperado del Presidente electo es que hubiese dado una señal mucho más concreta de apoyo, despejando de una vez cualquier asomo de duda al respecto. El que busque escudarse en que por ahora es al Presidente Boric a quien corresponde llevar el tema no parece atendible, ya que Kast se ha pronunciado sobre una serie de temas en estos últimos días de alta relevancia -sin ir más lejos, viajó a Argentina para reunirse con el Presidente Milei, y también emprendió una gira internacional que incluyó a Perú y Ecuador para, entre otros aspectos, ver la opción de un corredor humanitario frente a la crisis migratoria-, de modo que no se ven razones para que evite entregar su parecer sobre la candidatura de Chile a dirigir la ONU, que de momento es su visión personal y no la postura oficial del país.
Dado que el Presidente electo está en su mejor momento de popularidad y revestido de un mandato ciudadano robusto, habría sido una importante señal que se hubiese pronunciado en la línea de que, sin perjuicio que no se referirá más al tema sino hasta marzo, Bachelet es la mejor carta del país para postular a la ONU, pero debido a que en cambio prefirió aplazar una definición, queda la sensación de cierta mezquindad en la forma como se ha abordado este tema.
La competencia por la secretaría general de la ONU está tomando forma, y de hecho en la región ya circulan nombres. Argentina presentó oficialmente la candidatura de Rafael Grossi, actual director general del Organismo Internacional de Energía Atómica; el gobierno de Costa Rica, por su parte, anunció en octubre que presentará a Rebeca Grynspan. Es un hecho que para ganar es muy relevante contar con el favor de las grandes potencias, y es ahí donde aún no está claro si el nombre de Bachelet logrará aunar el respaldo de China -que de momento apela a una candidatura de consenso en la región-, de Rusia o de la administración de Donald Trump. Más allá de cómo se decanten los apoyos en las semanas que siguen, ello no debería ser impedimento para que desde ya el gobierno entrante tome definiciones que vayan en la línea de fortalecer a la candidatura del país.
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