Cuando se ha crecido en Pirque y los padres de uno siguen ahí, la idea de volver siempre ronda en la cabeza. Uno deja de resistirse a ella cuando, con dos hijos chicos, hay que ir a la plaza todas las tardes para que puedan jugar.

Eso es más o menos lo que le pasó a la nutricionista y emprendedora que ocupa esta casa en medio de un bosque de nogales desde hace dos años. “Además de mi pieza, que es superrica, superamplia, hay otras dos que son más pequeñas. Una la ocupan mis niños y la otra, que antes era un escritorio, ahora tiene una cama para que alojen invitados. El resto es living, comedor y cocina. Por eso a mí me parece que es una cabañita y he tratado de darle ese aire, un sello más rústico”, dice ella.

Lo ha logrado, por ejemplo, con un juego de las típicas sillas de campo, hechas de álamo en Pelequén -‘carne de perro’ dice ella, para que resistan todos los años que pasarán antes de que sus hijos se vuelvan cuidadosos-, en torno a la mesa que heredó de su madre al casarse; con chupallas colgando de un perchero sobre un escritorio-arrimo en el living; con sitiales sencillos y cómodos. Todo el conjunto toma vida y de alguna manera se sofistica con toques de color como el rojo intenso de las sillas y el morado del terciopelo de los sitiales.

Por toda la cabañita hay también objetos que pertenecen al catálogo de Tienda General, el emprendimiento que la dueña comparte con un par de socias. “Hacemos todo acá. En general son muebles y objetos decorativos de madera y fierro, muy simples. Tenemos mesas, lámparas, repisas y próximamente tendremos también textiles”, explica ella.

Hasta ahora todo lo que entra a la cabañita tiene que convencerla completamente, pero la dueña reconoce una tendencia galopante hacia la acumulación: “Mi sueño es tener la casa llena de cachivaches, por todos lados. Lo estoy haciendo, pero muy de a poco”. Tiendageneral.cl