Ciudad y diseño
A pocos días de su visita, Enrique Avogadro, el director del Centro Metropolitano de Diseño de Buenos Aires, nos habla de la experiencia argentina y de la posibilidad de que Chile tenga un simil propio.


Enrique Avogadro es la cara del Centro Metropolitano de Diseño de la Ciudad de Buenos Aires, una entidad pública pionera en Latinoamérica que concibe el diseño como motor de innovación y crecimiento, empleo y calidad de vida, la misma que permitió fuese la primera Ciudad de Diseño nombrada por la Unesco en el 2005. De ahí que el Consejo de Cultura chileno lo haya invitado para dar a conocer la importancia y mostrar los beneficios de la creación de un símil en nuestro país en el seminario "Visiones de futuro, la experiencia de las industrias creativas argentinas", en la UDP.
¿Cuál crees que ha sido la clave para que el CMD sea una fórmula reconocida que se quiera replicar, por ejemplo, en nuestro país?
Es por el trabajo en conjunto con los emprendedores y diseñadores a través del tiempo, dando respuestas a sus necesidades. Este proyecto, que hoy tiene frutos, ha atravesado diferentes gestiones políticas, pero con bases firmes y objetivos claros se continuó trabajando, y este año redoblamos nuestro trabajo para generar el distrito de diseño. También tiene que ver con reconocer el papel del diseño como factor fundamental en la mejora de la competitividad, con el consecuente desafío de trabajar no solo sobre la comunidad de diseñadores sino también -y mucho más importante- sobre la cadena de valor de todas las empresas. El diseño es un elemento clave en la propuesta de valor de las empresas de cara a la competencia global en este siglo.
Comentaste que el gran motor del CMD fue la masa creativa, la misma que creó la necesidad de un aparato público especializado.
¿En Chile está pasando lo mismo?
No soy un experto en el caso chileno, pero en mis visitas pude comprobar que hay una interesante toma de conciencia por parte de la comunidad creativa respecto a su impacto en el desarrollo económico. Parece ser un movimiento todavía incipiente y vale la pena alentarlo desde el Estado, ya que potencialmente tienen la capacidad de generar empleo de alto valor agregado, proyectar el país al mundo e influenciar a otros sectores a través de la creatividad aplicada a la mejora de la competitividad.
A pocos meses de que se creara el Área de Diseño en el Consejo de la Cultura, se trabaja por primera vez en la creación de un Centro de Diseño, con cooperación pública y privada, donde se observa la experiencia argentina, así como la británica, neozelandesa y catalana.
El CMD adhiere a la visión de que las industrias creativas son la base para que Buenos Aires se transforme en una ciudad del futuro, tal como pasó en Berlín y Barcelona.
¿Cómo ha sido este proceso?
Las industrias creativas son un sector importante para la ciudad por lo que generan a nivel económico, empleo, educación e identidad. Buenos Aires se distingue por ser la primera en exportación de servicios y tener una rica oferta profesional en diseño: más de 10.000 arquitectos matriculados, más de 365 agencias de publicidad, más de 150 estudios profesionales de diseño, más de 140 ilustradores profesionales, entre otros. Por año egresan un promedio de 3.000 profesionales vinculados al diseño. La actividad emprendedora es promisoria e intensiva en diseño (más de 258 expositores de emprendimientos de diseño en las ferias de Dorrego, más de 300 expositores de diseño anuales en la feria Puro Diseño, 841 emprendimientos de diseño presentados al concurso de emprendedores del CMD, 8.100 emprendedores en los ocho programas de la CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires).

¿Santiago tiene lo necesario para dar ese paso?
Al igual que otras ciudades de la región, Santiago es una metrópolis cada vez más cosmopolita. La clave parece estar en proyectarse al mundo con orgullo, pero a partir de industrias culturales y creativas fuertemente enraizadas en la identidad del país. Cada ciudad tiene sus características únicas, que a su vez forman e informan su configuración productiva. ¿Qué 'historia' tienen para contar las industrias culturales y creativas de la ciudad al resto del mundo? Somos parte de una región llamada a desarrollarse con fuerza en los próximos años y vale la pena aprovechar la oportunidad. El talento es el factor fundamental de diferenciación.
¿Qué opinas con respecto a lo que dice Toni Puig, gestor cultural español y creador del concepto marca ciudad, acerca de que las ciudades conservadoras no pueden ser ciudades creativas, sino solo ciudades arqueológicas?
Como todo genio, Toni es un provocador. El concepto de ciudad creativa es cada vez más elástico y cuesta establecer un patrón que pueda aplicarse de igual manera al mundo entero. De todos modos, está claro que hay varios elementos que deben estar presentes para configurar una ciudad creativa (Richard Florida habla de las tres T: tolerancia, talento y tecnología) y está claro que el carácter 'conservador' puede atentar contra la posibilidad de desplegar la energía creadora de los ciudadanos.
¿Qué se debe esperar de un CMD?
Hoy forma parte de un proyecto más amplio, el distrito de diseño, que involucra a un barrio. Buscamos que los departamentos de diseño o laboratorios de investigación en diseño pertenecientes a grandes empresas se ubiquen en el distrito. Asimismo, vemos al barrio con pymes y emprendimientos productivos o de servicios de diseño, talleres productivos nacientes, facultades o sedes de universidades que dicten carreras o cursos vinculados al diseño. Esperamos que todo el ambiente del diseño esté en el barrio del CMD vinculándose, intercambiando experiencias y creciendo juntos. Pretendemos también ser un canal de articulación entre el talento de nuestras industrias creativas y las necesidades de mejora que tiene el gobierno, y también la sociedad en general. Nuestros países están atravesando un periodo de crecimiento que requiere especial atención para verificar que sea acompañado por mayor inclusión social. Las industrias creativas no pueden estar ajenas a este desafío.
El CMD. Se ubica en Barracas, en un edificio reciclado del viejo Mercado del Pescado, símbolo del proyecto de creación de un Distrito de Diseño.
Con tu experiencia, ¿qué aconsejarías al aparato público chileno? Como dije antes, no conozco la experiencia chilena en detalle, por lo que es un poco atrevido opinar. De todos modos, me parece fundamental garantizar la continuidad de los programas más allá de los cambios políticos, para que puedan madurar en el tiempo y tener un impacto genuino. Es muy relevante, también, establecer canales de comunicación con el sector privado organizado (cámaras, asociaciones, colectivos culturales, etc.) para generar programas de fomento eficaces y basados en el consenso. Otro punto relevante es lograr una buena comunicación entre las distintas dependencias del Estado para ser más eficientes y evitar duplicidad de acciones.
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