Último fin de semana para muchos, así de rápido se pasó el verano. Hace poco, muy poco, estaba escribiendo esta misma editorial pero hablando del comienzo del verano, cinco minutos más tarde y se trata del fin. ¿Será igual para todos? Espero que no y que realmente sean muchos los que le sacan el jugo a estos meses, descansando, viajando, concretando lo que a veces durante el año se hace tan difícil.

Para este número llevamos un destino de lujo: la isla/casa de François Nars en la Polinesia Francesa. Motu Tane se llama y es un complejo de cabañas, espacios al aire libre y lugares más protegidos, todos diseñados por Christian Liaigre, un francés que se ha caracterizado por su estética limpia, sin exageración, de una factura impecable y siempre usando solo los mejores materiales. Cuando uno entra a un lugar diseñado por Liaigre se reconoce de inmediato, porque nada sobra ni falta, la luz es cálida, los espacios funcionan y siempre hay algo que sorprende. Tuve la suerte de trabajar en su estudio en Londres hace algunos años y fue una experiencia increíble, todo el tiempo aprendiendo, viendo cómo surgían proyectos muy diferentes entre sí, pero siempre con su mano y el principio de que la calidad nunca se transa.

Todo esto está reflejado en la isla. Diseñó algunos muebles en piedra volcánica de la zona, las construcciones son del más bajo impacto posible en el ecosistema, los tratamientos de agua no contaminan y para evitar la erosión se plantaron cientos de palmeras. Un proyecto global, pensado para que dure en el tiempo, independiente de quien sea el dueño.

¿Alguien por aquí que esté en la misma sintonía? Cuento con las manos y me sobran dedos. Cuando uno ve proyectos de este tipo, donde no se busca solo la rentabilización comercial, sino que se potencian otros aspectos, estamos frente a algo que vale la pena analizar.

La isla se arrienda para grupos ¡Esas sí que son vacaciones!