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Espacio: Abrirse a los recuerdos

Un montón de cosas. Nuevas, viejas, otras de extraña procedencia. De todo tiene esta casa en Zapallar. Es un lugar cómodo, reflejo de buenas ideas y, sobre todo, dueño de una gran vista al mar.

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Una casa que privilegia las vistas. Así la define su propietario, Gonzalo del Villar. Su profesión no tiene nada que ver con el mundo de la estética, simplemente sus vivencias en la zona lo llevaron a encontrar objetos y a escarbar entre sus recuerdos de veranos pasados, para crear un ambiente sencillo y acogedor.

En su búsqueda, algunas piezas las fue pillando en el camino, otras lo encontraron a él. “Mi familia es de Zapallar de toda la vida. Mi abuelo fue alcalde de Zapallar hace muchos años, él fue quien puso las cadenas en todo el balneario. Por esa época éramos un grupo de amigos. Imagínate que salíamos a la playa y conocíamos a todos. Después de una tarde de sol, la parada segura era nuestra casa, la casa de los del Villar”, rememora Gonzalo.

Y así una cosa llevó a la otra. Pasaron los años, y terminó levantando lo propio en el cerro frente al hotel Isla Seca. Fue una de las primeras viviendas del cerro.

HOGAR, DULCE HOGAR

La casa es un espacio amplio, tampoco exagerado. Tiene cuatro dormitorios, la mayoría distribuidos en el segundo piso. Living comedor (este último conectado a la cocina), una buena terraza con muebles de piedra y un amable jardín con piscina. Todo mirando al mar.

Hay dos ejes importantes: el primero es el bar, un invento   de su dueño, y el segundo, el muro de piedra que cubre la mayor parte de la pared del living. Exploremos.

EL MURO DE PIEDRA

Recubre, resalta y se impone. A Gonzalo se le ocurrió después de enterarse de que mucha gente de la zona lo trabaja, principalmente en algunas canteras de Papudo. Un trabajo a mano, completamente artesanal.

En palabras del arquitecto y habitante de Cachagua Gabriel Christensen, “en la zona hay importante tradición en trabajos de piedra y se puede encontrar buena mano de obra. Aquí hay canteras importantes, como las de Laguna y las de la zona cordillerana de La Ligua, Cabildo o Pedernales”.

¿Proceso?

A excepción de las pircas (una piedra sobre otra), la mayoría de los trabajos son de enchape. Aquí el maestro cantero mide, cantea, encaja y pega cada una de las piedras en un muro hecho previamente.

¿Cuánto demora?

Los tiempos dependen del tipo y del tamaño del trabajo. En promedio un picapedrero instala 1,5 a 2 m² diarios. Se necesita un andamiaje sólido para tener acceso a los lugares donde se instala.

¿Valor?

Generalmente los picapedreros venden la piedra y la mano de obra. Uno debe proveerlos de cemento, malla y ayudante. Los valores van desde los 30 y 40 mil pesos el m².

¿Beneficios?

Es un material noble, donde no hay ninguna pieza igual a la otra. Refleja las texturas y los colores de la naturaleza. El trabajo del cantero se basa en leer la piedra para que los cortes se produzcan donde él quiera.

¿Algún dato?

Patricio Fernández, 08-962 4919.

EL BAR

Creatividad. Eso tiene este espacio, completa creación de Gonzalo. Con el tiempo fue recopilando las piezas que lo visten, seleccionando con ojo de águila cada una de ellas. Recuerdos, regalos, amistad, risas y destilados. Todo en un mismo lugar.

1.

“El mesón me lo regaló un amigo. Era parte de una iglesia y después de su demolición pasó a mis manos. Un maestro conocido lo transformó en un bar”.

2.

Los durmientes. ”Mi amigo Eduardo Maffei me dio esta fantástica idea. Finalmente los pusimos como revestimiento. Le da un aire sensato e importante a la vez”.

3.

“Los pósters los traje de Cuba y algunas de las fotos son de una exposición muy antigua que se hizo en Zapallar. La muestra era sobre sus veraneantes”. 4. “Las botellas de vidrio, los barcos y las lámparas son hallazgos de un remate que se hace todos los 21 de mayo en Santiago. El encargado es Enrique Gigoux, un martillero que tiene su local en Los Dominicos. Los precios son relativos pero tiene joyas náuticas de todas las épocas”.

Los objetos del bar Fotos y carteles antiguos, claraboyas y cachureos náuticos; todo tipo de vinos y botellas de colores.

La vista también puede apreciarse desde el dormitorio principal. Siempre acompañado de un buen libro, Gonzalo pasa tardes completas frente a la naturaleza.

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