“La luz, la vista al mar y de los cerros con sus formas y colores característicos, la tranquilidad y el hecho de que esté cerca del epicentro turístico pero también a una prudente distancia”, explica Jaime Navarrete al preguntarle sobre lo que más le gusta de su loft, una pregunta retórica, claramente, pero que debía hacer. Son los 45 m² mejor aprovechados que he visto, es que aquí Jaime tiene todo lo que necesita y la mejor excusa para salir de Santiago. En el famoso cerro Alegre, donde conviven turistas, porteños y santiaguinos, actualmente lleno de cafés, restaurantes y galerías de arte, es imposible aburrirse.

El loft forma parte de una casona que fue un colegio, y en lo que antiguamente había una sala de clases hoy se ha dado cita la más entretenida y ecléctica selección de objetos y muebles de distintas procedencias. Jaime es periodista y socio de la tienda Las Siete Vidas del Mueble, así que de remates, picadas y mercados sabe, tiene ojo de lince para encontrar cosas lindas, y su loft es muestra de ello. Pese a la antigüedad, el departamento estaba en buenas condiciones, por lo que solo hubo que pintarlo y encerar las vigas, el resto viene por los muebles, cuadros y accesorios y por la maravillosa vista panorámica. Es un lugar para quedarse, para sentarse a leer un libro en un clásico: el day bed de Mies van der Rohe, junto a un gran óleo de muro completo del artista chileno Basco Vazko, admirar la vista a la bahía en la silla B3 (Wassily) de Marcel Breuer o tomar una siesta con los pies al sol tapados con un chalcito, simplemente exquisito.