MasDeco

Refugio de familia

Construido en los 60 y actualizado hace algunos años, este refugio es de los pocos que van quedando en La Parva con el sello de otra época. Simple, con mucha luz natural y acogedor, es algo así como una casa de playa, pero en la nieve, diría alguien por ahí.

1307295

La Parva ha cambiado, no cabe duda. Cada año aparecen más edificios, hay más gente en las pistas, y las vistas despejadas que gozaban los refugios son apenas recuerdo de fotografías familiares. Este centro de esquí, a escasos 50 km de Santiago, surgió en los años 50. Su historia está marcada por la visión de  colonos, de la comunidad francesa en Chile y de apellidos como Racloz, Anguita, Briones y Purcell. Otras épocas, de refugios familiares construidos con piedra y madera, con jardines y terrazas ricas. Algo de esta historia, de nuestras versiones de casa de montaña, se conserva aún. Cuando se descubren ejemplos buenos, uno puede apreciar escalas bien relacionadas con las pendientes y el paisaje, se comprende rápidamente por qué fueron estas construcciones las que forjaron esa imagen de pueblito en la montaña, que en parte hoy convive con una nueva era y nuevas generaciones.

Este refugio es un fiel representante de esta historia, construido por un matrimonio checo-francés en el año 64, fue siempre lugar de reunión para ellos, sus hijos y sus amigos. Este espíritu se conserva aún hoy y se ha transformado en punto de encuentro de los tres hermanos y sus respectivas familias, ya que dos de los tres viven fuera de Chile. Casi todos los años tratan de volver por algunos días a disfrutar de la nieve, desconectarse y poder estar juntos, como lo hacían cuando niños. Esto obligó a modificarlo, para darles cabida a todos, pero sin perder el espíritu informal que es lo que lo identifica.

El refugio ha mantenido parte importante de la decoración original, se han actualizado colores y tapices, pero sigue siendo básicamente lo mismo de hace años.

El proyecto de arquitectura consistió en agregar dormitorios, baños y remodelar la cocina, pero sin duda lo que más aportó fue eliminar el techo falso, dejando las vigas expuestas, con lo que se consiguió un living comedor de doble altura lleno de luz natural donde se puede estar cómodo y relajado si no se quiere salir a esquiar.

La decoración se mantuvo funcional, dos sofás en franela gris y la mesa de comedor con banquetas enjuncadas lo mantuvieron relajado y permiten que en el día a día puedan convivir los niños con los adultos, los amigos y todos los que inevitablemente se dejan caer. Detalles de color, como la lámpara años 60 esmaltada que está en un rincón del living o los cuadritos de Allen Noonan comprados en Nueva York y que rodean el comedor son típicos del refugio y siempre han estado ahí. La idea es que sigan estando, porque son parte de su historia.

El modo en cómo está puesto, pero sobre todo el cómo se vive, completan la fórmula que lo ha mantenido tan vigente como cuando fue proyectado, conservando el espíritu que siempre tuvo y que hace que cuando llegan los amigos de años, encuentren el mismo ambiente relajado que siempre conocieron.

Inspiración

Elegir elementos prácticos y confortables permite que estos sigan vigentes por muchos años.

Contenido exclusivo y análisis: suscríbete al periodismo que te ayuda a tomar mejores decisiones

Oferta Plan Digital$990/mes por 3 meses SUSCRÍBETE

Servicios