Separar, reunir y comparar
La versión XIX de la Bienal de Arquitectura no solo innova en cuanto a ubicación -por primera vez se realiza fuera de Santiago, en el Parque Cultural de Valparaíso-, además contará con un montaje museográfico más que arquitectónico, que permite a los visitantes -profesionales o no- conocer y analizar la situación actual del país, con miras a pensar en su futuro.
Para responder a cómo llega su organización -Grupo Arquitectura Caliente- a hacerse cargo del montaje de la próxima Bienal de Arquitectura, Joaquín González cree necesario remontarse al año 2006, cuando detectaron barreras y un discurso ensimismado en todas las instituciones que enseñaban arquitectura, algo que sonaba parecido a ‘la verdad es una y es la que se enseña en mi escuela’. Cuenta que el objetivo ha ido mutando, pero fundamentalmente era hacer dialogar estas posiciones. Comenzaron a organizar actividades en diferentes universidades, a generar intercambio entre regiones, a buscar proyectos y tratar de fomentarlos. Así surgió el primer concurso de proyectos de título, cuya premiación ha tenido lugar en las últimas tres bienales de Arquitectura.
“Ese fue el primer vínculo”, recuerda Joaquín. “El Colegio de Arquitectos lanzó una convocatoria para una bienal que tenía por lema ‘arquitectura y educación’. Fernando Marín (decano de la U. Mayor) nos invitó a sumarnos a su equipo por nuestra trayectoria en el tema. Más que montaje, el encargo era la gestión de la bienal. El equipo está formado por Fernando, Gabriela de la Piedra, Francisca Pulido, yo y Juan Pablo Urrutia, representando a Arquitectura Caliente, un grupo de alrededor de 30 arquitectos jóvenes de todo el país”. La propuesta curatorial que desarrollaron tenía una complejidad que no se podía separar del montaje; no permitía encargar este a otro arquitecto como en otras ocasiones. El contenido pasaba por el diseño. Se decidió abordar en montaje internamente y dejarlo en manos de Arquitectura Caliente.
“Lo llamamos ‘montaje museografía’. Para nosotros es eso, por sobre un proyecto de arquitectura como lo han sido otros montajes. El lema de la bienal es ‘Arquitectura y educación, el país que queremos’. Comenzamos tomando en cuenta que tendrá lugar en el Parque Cultural de Valparaíso, que tiene una superficie expositiva muy interesante. Hay un edificio antiguo, uno nuevo y un parque que los separa; tiene salas con alturas increíbles, diferentes lugares que queríamos poner en valor. Decidimos que el montaje tenía que ser casi invisible, que fuera un recorrido a través del cual el visitante entendiera lo que queremos presentar. Utilizamos tres conceptos: separar, reunir y comparar”, explica Joaquín.
La separación es drástica, material y espacial. Todo el contenido académico, las investigaciones, las escuelas, los estudiantes y un workshop sobre Valparaíso se concentrarán en el edificio antiguo. De esta manera podremos ver lo que la academia está pensando para el país, exclusivamente creación, ideas y propuestas. Para ver cómo los profesionales lo están construyendo debemos ir al edificio nuevo, donde encontraremos las obras que componen la muestra nacional, los ministerios, los premios del concurso, los países invitados y todo lo que se ha materializado.
“Todas las muestras, independiente de su contenido, se ordenan de norte a sur. Cada región tiene un color que se repite en el catálogo, en las muestras, en el sitio web y en todo. Si soy de la Primera Región puedo optar por ver todo lo que tiene relación con mi territorio y nada más. Este código de color genera un mismo recorrido en cada una de las salas. Eso es reunir. Separamos a nivel espacial y reunimos a nivel conceptual”, explica Joaquín. En Arquitectura Caliente tienen una obsesión por la información. Para esta bienal levantaron grandes cantidades de datos sobre los metros cuadrados, el uso, el mandante o el costo de las obras presentadas: “Cuando uno ve cada proyecto encuentra íconos que se repiten. Si soy alguien más técnico puedo observar las diferencias en las materialidades entre el norte y el sur. Así puedo comparar”. Crearon además otra instancia de comparación, una sala de proyecciones que toma todo el contenido a nivel de capas de información y los superpone sobre el mapa de Chile. Vemos de esta manera la concentración de la construcción, qué usos predominan. Analizando estos datos se cumple el objetivo de su manifiesto: “Nos piden hablar del país que queremos y nosotros respondemos que no podemos hacerlo hasta saber cuál es el país que tenemos”.
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