Taller: Papel y tijeras
Visitamos la casa taller del artista Mauricio Garrido. Allí su lenguaje se apodera del lugar, casi como si fueran uno. Un tratado de su imaginería cargada de cientos de recortes, colores, imágenes y alegorías.
Fotos: María Luisa Murillo
Es una casa de fachada continua, como muchas de las que hay en el barrio Italia, pero en su interior se marca el paso a un laberíntico mundo creativo, el del artista Mauricio Garrido. Ya lleva cuatro años viviendo en este lugar y no lo cambiaría por nada. Es que la luz, su patio lleno de pájaros y limones y hasta el mismo barrio tienen su propio encanto. O quizás es ese halo que se vislumbra con el paso de cada artista, músico o actor que alguna vez se estableció entre estos muros. No hay duda de que es una casa que se abre solo a quienes llevan el arte en sus venas. También es una construcción que se hereda, un legado; así de esta misma manera la ha vivido Mauricio.
Este lugar le proporciona la tranquilidad mental para crear. Dice que siempre está trabajando y haciendo obra, independiente de cada proyecto específico que tenga entre manos. Siempre, más o menos, sabe lo que quiere hacer con sus esculturas, collages o textiles. Hay un patrón de búsqueda, selección de objetos y papeles que parten de una temática preexistente, por lo general asociada a la literatura o la historia. Ahora mismo se encuentra explorando y reinterpretando los cuadros negros de El Bosco, como el ‘Génesis’ y ‘Subida al Empireo’. Cuando ya ha reunido la cantidad suficiente de material comienza a desplazar imágenes en su cabeza, una y otra vez, hasta identificar cada fragmento de su visión y armar un lenguaje.
“Voy ocupando y descontextualizando las imágenes de su sentido gráfico y utilitario original para crear narración. Sintetizadas van creando alegorías múltiples en un gran caos aparente, se mezclan imágenes tomadas de la ciencia, religión y de la historia del arte en forma aleatoria, lo que de inmediato genera nuevos símbolos. Estos a veces son premeditados y otras, creados de manera bastante inconsciente”, explica.
La obra de Garrido (garridoescultor@gmail.com) es más que neobarroca, como muchos insisten en denominarla. Sostiene que esto tiene un poco de razón, pero lo que busca con cada pieza está en continua transformación y no quiere ponerle un solo nombre. Claramente hay características notorias y formales que se identifican rápidamente en su obra, pero sus objetivos son muchos. “Hay que tener varias pieles para ser muchos gatos”, concluye.
Entre estas paredes blancas se distinguen revistas, libros, obviamente mucho papel, tijeras, pegamentos, pintura, lápices, telas y hasta juguetes viejos en los que el color cobra protagonismo como vibración. “Me gusta que el ojo se pierda en la espesura”, dice.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.
Contenidos exclusivos y descuentos especiales
Digital + LT Beneficios$3.990/mes por 3 meses SUSCRÍBETE