Por Bastián DíazAtaque a Sídney muestra el regreso del Estado Islámico
El grupo islamista ya no controla territorio, pero inspira a distintos atacantes alrededor del mundo, y su simbología estuvo presente en el atentado de la playa Bondi.

El Estado Islámico ya no representa la amenaza que se hizo mundialmente conocida en la década pasada, pero luego del atentado en la playa de Sídney este domingo, en el que murieron 15 personas, parece que las ideas del Daesh siguen inspirando a terroristas alrededor del mundo. La policía australiana ya confirmó que el padre e hijo que cometieron tal ataque estaban “impulsados por la ideología del Estado Islámico”, e incluso una bandera negra del grupo se encontró en su posesión.
El padre, de 50 años, murió tras intercambiar disparos con la policía, y el hijo, de 24, está detenido en el hospital. Una diferencia clave con los atentados de la década pasada es que, como comentó el primer ministro australiano, Anthony Albanese, los dos hombres “no eran parte de una célula más amplia”. Esto último habría dificultado, de hecho, su detección.
Desde que las fuerzas lideradas por Estados Unidos declararon la derrota del califato del ISIS en 2019, el grupo había desaparecido de la actualidad internacional, pero sigue activo, sin cambiar su propósito. Este domingo, en medio de las celebraciones de Hanuka, 15 personas murieron, pero ya en distintas partes del mundo otros atentados recientes muestran que el Estado Islámico sigue atacando.
El tiroteo que mató a 15 personas e hirió a 25 en Bondi Beach, Sídney, fue el último de una serie de ataques en los últimos años en los que las autoridades encontraron banderas negras u otros símbolos de lealtad al Estado Islámico. Esto, a pesar de que se han descubierto pocas señales de participación directa del núcleo de la organización en el reclutamiento, la radicalización o la asignación de tareas a presuntos seguidores.
En el caso de Bondi Beach, el sospechoso más joven, y que continúa con vida, ya era conocido por los servicio de seguridad del país. La Organización Australiana de Inteligencia de Seguridad (ASIO) lo siguió en 2019 “debido a sus vínculos con dos personas que posteriormente fueron encarceladas”.
Aunque entonces no se probó que el joven estuviese radicalizado, ya no estaba sujeto a vigilancia continua, y las autoridades australianas asumen que en estos 6 años habrá entrado en mayor profundidad en la ideología del Estado Islámico. Pero en el mismo ataque de este domingo, se encontró una bandera del grupo en el lugar del crimen, además de dos banderas caseras en el auto de los atacantes.
Pero el descubrimiento de banderas del Estado Islámico sirvió como recordatorio de que el grupo continúa inspirando violencia a escala global con mayor frecuencia y tenacidad que otras organizaciones terroristas, según funcionarios de seguridad y expertos en terrorismo. “El Estado Islámico ha pasado de ser una autoridad gobernante que conmocionó al mundo, a una organización que ha vuelto a su esencia de grupo terrorista, que no controla territorio alguno, pero que aún cuenta con miles de miembros,” declaró Bruce Hoffman, investigador principal de contraterrorismo del Consejo de Relaciones Exteriores.

El ataque australiano tiene un frente en Filipinas, país donde tanto Sajid, el padre, como Naveed Akram, el hijo, viajaron en el último mes, según confirmó el primer ministro australiano. Ambos atacantes habían estado en la isla de Mindanao, donde ya se sabe que desde hace años una rama de soldados del ISIS se entrena y opera.
Ese viaje ocurrió el 1 de noviembre de 2025, en la ciudad de Davao, y volvieron a Australia desde Manila el 28 de noviembre. Mindanao, la segunda isla más grande de Filipinas, lleva tiempo siendo lugar de actos terroristas y disturbios. Además, es hogar de varios grupos islamistas, como Abu Sayyaf, al que se le atribuyen ataques contra civiles y tropas filipinas.
Tanto este grupo como el grupo Maute fueron responsables de la invasión y ocupación de Marawi en 2017, una gran ciudad de mayoría musulmana. A causa de esta ocupación, más de 350 mil personas tuvieron que huir, en un asedio que duró cinco meses y terminó con la muerte de 800 militantes y 162 agentes de la fuerza filipina. Ambos grupos se consideran afiliados al ISIS.

La organización también recordó su presencia en Siria con un ataque este sábado, que mató a dos soldados del Ejército estadounidense y a un intérprete civil estadounidense. Funcionarios estadounidenses afirmaron que el asesinato, en la provincia de Homs, fue perpetrado por un miembro de las fuerzas de seguridad sirias que se encontraba bajo investigación por su presunta lealtad al Estado Islámico.
El tiroteo ocurrió durante una reunión en la que participaban fuerzas estadounidenses de la Guardia Nacional de Iowa, que trabajaban con fuerzas sirias que están siendo integradas en el Ministerio del Interior del país, según una persona familiarizada con el papel de Estados Unidos en el país.
La amenaza del Estado Islámico proviene principalmente de combatientes afiliados a ISIS que se esconden entre la población civil. Sin embargo, hay unas 26 mil personas, en su mayoría mujeres y niños, en campos de refugiados que, según expertos, podrían ser vulnerables a futuras influencias y reclutamiento.
En 2024, un atacante presuntamente inspirado por el Estado Islámico mató a 14 personas e hirió a decenas al embestir con su camioneta a una multitud que celebraba Nochevieja en la calle Bourbon, de Nueva Orleans. El sospechoso, Shamsud-Din Jabbar, era un veterano del ejército estadounidense de 42 años que había publicado videos en redes sociales declarando su lealtad al Estado Islámico, según funcionarios estadounidenses, y, al igual que los atacantes de Sídney, dejó una bandera de ISIS en su vehículo.
Ese mismo año, el Estado Islámico se atribuyó la autoría de un ataque a una sala de conciertos en Moscú, en el que murieron al menos 143 personas. También en 2024, la CIA ayudó a desmantelar un complot similar al alertar a las autoridades austriacas sobre una presunta operación de Estado Islámico destinada a matar a cientos de personas en un concierto de Taylor Swift, en Viena. Otros ataques y arrestos vinculados al Estado Islámico se han dirigido a lugares tan dispares como Stockton, California, y Sri Lanka.
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