Director nacional de Gendarmería: "La reinserción social no es monopolio de Gendarmería"
Dice que mientras no se den oportunidades a los reclusos, se mantendrán las cifras de reincidencia.

Con una tasa de reincidencia penal superior al 60% -que a su vez posee problemas con el consumo de alcohol y drogas-, y una población penal superior a los 55 mil internos, el director nacional de Gendarmería, Tulio Arce, analiza los problemas y condiciones que existen para lograr la reinserción social de los internos.
“La reinserción social no es monopolio de Gendarmería. Es necesario entender que este proceso es responsabilidad de la sociedad en su conjunto. Nosotros entregamos herramientas para ella, pero la sociedad debe mirar a la reinserción como un avance para la solución de la seguridad pública”, dice.
¿Qué hace Gendarmería para generan la reinserción y bajar estas cifras?
Hoy lo que se privilegia es entregarles un oficio a los internos y colocarlos en alguna posición laboral. En la medida que le entregas una herramienta y la sociedad les da un oportunidad, estoy seguro de que esa persona no va a volver a delinquir, o al menos, va a reducir la reincidencia en el delito.
¿Cómo se explica que en las penas alternativas al régimen cerrado, la reincidencia sea un tercio menos?
Las penas sustitutivas, como reclusión nocturna, servicios comunitarios o libertad vigilada- que tienden como objetivo el descongestionar las cárceles, porque no todos los delitos son un peligro para la sociedad- tienen mayor efectividad en reinserción. Eso es efectivo. La otra alternativa es la creación de los Centros de Educación y Trabajo (CET), que es un régimen semiabierto, donde hoy atendemos a 843 reclusos, y que se encargan justamente de una reinserción más efectiva.
El 47% de la población penal inició su carrera delictual a los 13 años y hoy el 58% de los internos tiene entre 18 y 33 años. ¿Qué sucede con esta tasa creciente de jóvenes?
Aquí hay factores de riesgo que generan esta población penal, independiente de su nivel económico, como una familia mal conformada o un modelo parental delictual. El medio donde el joven se desenvuelve es determinante. La intervención multisistémica debe partir a temprana edad, con las familias y su entorno, porque sólo así podemos evitar la creciente tasa de población penal juvenil.
El estudio de exclusión señala que el 60% de los reincidentes tiene problemas de consumo de alcohol y drogas, y que al interior de la cárcel esto se agudiza.
La adicción no se produce al interior de los recintos penales. No se agudiza el consumo en su interior, pero sí se profundiza el síndrome de abstinencia en muchos casos. Gendarmería agota todas las instancias para evitar y prevenir el ingreso de droga y tráfico al interior de los recintos penales. Siempre hay métodos que se escapan, como el lanzamiento de “peloteros” desde la calle, o en las visitas maritales, pero son en un grado menor.
¿Y cómo tratan ese problema, del consumo al interior de las cárceles?
A través de los equipos técnicos, junto con el apoyo de Senda (Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol), en los centros de rehabilitación, donde hay más de 200 internos en tratamiento. Pero además, al menos un 60% de los internos logra terminar sus estudios en los recintos penitenciarios.
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