"Un vodka... sin hielo, por favor". Y el camarero responde con una extraña mirada. Claro, es que en ese lugar todo es de hielo. Las paredes, las lámparas, la barra, las sillas y hasta la copa, que se bebe sin ningún aditivo que disuelva su sabor. Con una temperatura constante de 5 grados bajo cero, el Absolut Ice Bar propone una gélida experiencia en el corazón de Estocolmo.

Según un artículo publicado en El País de España, a unos metros de la estación Central, y camuflado en el lounge del Ice Sea Hotel, el Absolut Ice Bar se reconstruye cada año para entregar una forma diferente de disfrutar del frío.

Una capa sirve de abrigo para entrar en lo que podría ser el salón sibarita de la casa que se construyó Superman en el Polo Norte. El diseño corre a cargo de David&Martin, ideólogos de la línea joyera que apadrina Karl Lagerfeld. Y la materia prima surge cada temporada de las aguas del río Torne, al norte de Suecia, que presume de tener una de las vertientes más limpias del mundo.

Los vasos, como pequeños icebergs que uno debe sostener con guantes, contienen el rigor del bar: sus combinados. Frutas silvestres y esencia de cítricos acompañan al vodka, la bebida sueca por excelencia que, frente a la sobriedad de su uso en Rusia, ha alcanzado su máxima inspiración en la armonía con estos ácidos jugos naturales.

El Absolut Ice Bar se acerca a su quinto aniversario, que se celebrará en unos meses. En 2002, su inauguración supuso la primera iniciativa de una tradición que poco a poco se extiende por todo el mundo.

Con franquicias en Londres, Copenhague, Milán, Tokyo y Shanghai y consolidado como una de las propuestas nocturnas más originales, conmemorará su aniversario con un rediseño a cargo de los creativos suecos Anders Eriksson y Anders Rönnlund y con la presentación de un nuevo cóctel, el Mountain Aven. Aunque habrá que esperar hasta el 4 de mayo para probarlo.