La natación no para de romper récords mundiales, de hecho, ya van seis registros superados. Pero la jornada más notable se vivió hoy en la prueba de relevos de 4x100 metros, donde Estados Unidos se quedó con el oro, con un tiempo de 3'08"24 minutos, marca que trituró la anterior de 3'12"23, que el mismo equipo había alcanzado el domingo en las clasificaciones.

Pero el hecho más notable fue que Francia, Australia, Italia y Suecia rompieron el récord mundial vigente hasta hoy en la misma carrera.
 
Esta verdadera lluvia de nuevos registros mundiales, aparte del excelente nivel de los atletas, tiene un factor externo según los propios nadadores: el traje de baño Speedo LZR Racer, que ocupan las principales figuras de los Juegos de Beijing, partiendo por Michael Phelps, a quien la firma de bañadores le pagará US$ 1 millón de dólares si suma ocho medallas de oro, superando el registro histórico de siete preseas doradas de Mark Spitz en un sólo Juego Olímpico.

"Son muy buenos, pero también tienes que tener talento", señala el propio Phelps.

Estos trajes de baño son fabricados con un nylon que no es más grueso que una hoja de papel. Poseen sólo tres partes, en vez de las casi 30 que tiene un bañador normal, y carece de costuras, pues está unido con ultrasonido, una tecnología surgida desde la Nasa.

Según señalan los fabricantes, el traje reduce en un 10 por ciento la fricción del nadador con el agua, lo que en la alta competencia puede marcar una diferencia importante. Un avance tecnológico que tiene un valor cercano a los $ 320 mil pesos chilenos, la unidad.

Mientras algunos señalan que no tienen mayor trascendencia y que su alta presencia en los Juegos responde a un efecto placebo, lo concreto es que este tipo de bañadores han dominado las competencias de Beijing, donde los récords mundiales no paran de caer.