"Esperemos que pase lo mismo que en la final contra Alemania, que se entreguen los premios, que los rivales se saluden y se den más señales de antiviolencia", había dicho Arturo Salah en la previa de la Supercopa. El presidente del fútbol chileno quería un pasillo de campeón, tal como ocurrió tras la final de la Copa Confederaciones entre teutones y chilenos, mas nada de eso ocurrió ayer. Y aunque el partido estuvo lejos de elevar la temperatura en cuanto a los ánimos y terminó sin inconvenientes, trifulcas o palabras cruzadas, la decepción de los jugadores de Universidad Católica privó a que el mandamás de la ANFP viera en vivo el anhelado gesto de fair play hacia Colo Colo, el campeón del primer título del semestre.

Las palabras de buena crianza, eso sí, estuvieron presentes tras el duelo. Sobre todo desde la vereda de los de Las Condes. Mario Salas fue el primero en felicitar al rival. "Colo Colo estuvo muy claro y muy fino y se lleva el triunfo, que es merecido. Hay una gran virtud de ellos de reponerse y pegarnos dos golpes. Los equipos tienen que saber manejar estas situaciones", señaló tras el cotejo el Comandante, quien agregó sobre el cometido de sus dirigidos: "Yo no vi un mal partido de Católica, pero nos condicionó mucho los dos goles en cinco minutos. Colo Colo, con una ventaja de dos goles, es un partido distinto". En la misma línea, Fernando Cordero analizó: "Es difícil porque partimos ganando, nos dolió más el empate porque fue temprano. Después del segundo gol nos desordenamos y ellos manejaron la pelota. Felicito a Colo Colo por el título".

Hubo un hecho, eso sí, que empañó lo que hasta ahí fue una fiesta del fútbol. Porque más allá de la no realización del pasillo, algo, por lo demás, poco acostumbrado en Chile, un sector de los hinchas de la UC dejó mucho que desear. Primero durante el partido, cuando un puñado se trenzó a golpes y correazos en la galería sur. El tema no pasó a mayores porque intercedió Carabineros. No fue lo único ni más grave, eso sí: consumada la goleada en contra y casi en el mismo sector algunos barristas prendieron fuego al papel que 90 minutos antes habían utilizado para recibir al equipo cuando saltaba a la cancha. Algunas butacas sufrieron las consecuencias y desde ya se anuncia que cualquier destrozo será cobrado al club. Esto se facilita porque literalmente la mitad sur del estadio era para fanáticos de Católica y la mitad norte para los del Cacique.