Los Jaivas celebran sus 50 años de historia con más de 60 mil asistentes

El espectáculo gratuito generó la masiva convocatoria frente al Museo Nacional de Bellas Artes y los alrededores del Parque Forestal.




"La bendición de un día primaveral", decía detrás del escenario Claudio Parra, tecladista y fundador de Los Jaivas, mirando al cielo y agradeciendo el sol que también se hizo presente para el cumpleaños de su banda: 50 años que ayer tuvieron su cima, cuando su banda -y cerca de 15 otros números- pobló un escenario dispuesto entre el Museo Nacional de Bellas Artes y el Parque Forestal de Santiago, todo para prestar sus respetos a la quincuagenaria agrupación y ofrecer un evento gratuito de cumpleaños. "Justo hace cinco décadas estábamos subiéndonos a tocar a una fiesta de colegio", recuerda Claudio Parra.

El escenario amaneció instalado sobre la calle José Miguel de la Barra -desde la noche anterior ya estaba cortado el tránsito para levantar la estructura-, apuntando hacia el norte y flanqueado por dos pantallas de luces led que señalaban el grupo que estaba tocando, además de proyectar sus imágenes. Desde ahí se extendía la asistencia: una que, hacia las 17.00 horas, rozaba las 10 mil personas, según estimaciones de Carabineros en el lugar.

La cifra, sin embargo, apenas alcanzaba para lo que se observaba justo frente a las rejas, y rápidamente quedó sobrepasada. Porque el tránsito de gente se extendía hacia todos los sectores próximos: en el Parque Forestal con circulación hasta Plaza Italia, ocupando las estatuas y en la techumbre del edificio que da hacia José Miguel de la Barra; en las escalinatas del museo y sus costados; por el puente Loreto hasta cruzar el río Mapocho; por Andrés Bello caminando hacia el puente Patronato, sumando a centenares apoyados contra las rejas de Ismael Valdés Vergara hacia el poniente.

Tanto, que entre bandas -y cerca de las 17 horas, cuando era el turno de Florcita Motuda- la organización pedía a los asistentes "dar tres pasos para atrás", para alivianar la presión sobre las primeras filas. Cuando fue el turno de Chancho en Piedra, cerca de las 19.00, las rejas al costado poniente del escenario fueron sobrepasadas y cerca de mil personas se situaron al costado del escenario, obligando a uno de los conductores del evento, Sergio Lagos, a hacer una pausa y pedir la cooperación del público, "en el concierto más masivo que ha recibido este lugar", según comentó. A esas alturas -y con Inti-Illimani Histórico sobre el escenario, la producción del evento estimaba en 22 mil personas la asistencia, un número que todavía se quedaba corto para el flujo que rodeaba del epicentro rockero. De acuerdo con Carabineros, englobando las proximidades, la asistencia total alcanzaba cerca de 60 mil personas hacia el final de la jornada.

El evento evidenció que la cantidad de la gente que finalmente llego hasta el sector fue mucho más de la esperada, la asistencia dispuesta fuera de José Miguel de la Barra era poco lo que se podía ver del escenario, ni tampoco el sonido se distribuía bien a los alrededores, tampoco había servicios higiénicos ni control policial de la gente que ingería alcohol, entre un público mayoritamente familiar. En el lugar tambien se hizo presente la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá.

A los caídos

La jornada arrancó con un Jaiva desde el escenario: Eduardo Parra, pianista y fundador de la agrupación, enfundado en negro, de gafas, con su libro recientemente publicado, Santiago, en su mano. Se trata de un poemario que se difunde entre las actividades dispuestas en la agenda de celebración y que durante el concierto, sin embargo, apareció en otro envoltorio: Eduardo Parra salió al frente de la banda Boris Krivos -fuera de programa- para declamar sus versos (abrió con un saludo al cerro San Cristóbal), acompañados de una musicalización eléctrica y de raíz andina, que pronto será disco. "Estamos muy cercanos a publicar esto, una colección de música y poemas que creció mucho más de lo que esperaba yo", contaba Parra.

Y alrededor de las 20 horas, con casi una hora de retraso, los homenajeados subieron al escenario, acompañados de Eduardo Parra, que por motivos de salud se había alejado de la agrupación.

Los celebrados reservaron espacio en su set para la cueca, un pasaje sinfonico, y para recibir también una enorme torta sobre el escenario. Tras eso, una ultima arremetida con Hijos de la tierra, Sube a nacer conmigo hermano y Mambo de Manchaguay. Con el reloj marcando las 21.30, Los Jaivas cerraron su fiesta. La gente despejo rapido la calle frente al escenario, pero no asi los alrededores, donde la celebracion continuo alrededor de tambores espontaneos y un Parque Forestal tapizado en botellas y latas de cerveza.

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