Una considerable multitud se congregó en la sede del gobierno regional de la ciudad de Dalian, en el noroeste de China, donde los vecinos exigieron la retirada de  la planta química de Fuija.

Tras la llegada del tifón Muifa, que afectó a esa zona la semana pasada, el dique de contención de tóxicos de la planta quedó dañado, y la situación estuvo al borde de convertirse en una catásatrofe ecológica. Fuija produce paraxileno, un derivado del petróleo que puede llegar a ser cancerígeno.

Cientos de policías antidisturbios fueron destinados a la plaza para disolver la maanifestación. La prensa oficial del país reportó "algunos enfrentamientos, pero en los que no se reportaron heridos".

Se trata de la segunda protesta con incidentes violentos que esta semana reporta la prensa oficial china, tras la que en Guizhou, en el centro sur del país, se saldó con automóviles de policía incendiados o volcados, 10 efectivos de fuerzas de seguridad heridos y varios detenidos.

Las protestas masivas se han duplicado en los últimos años, desde las 50.000 de 2005 hasta las 100.000 de 2010.